“La cadena de Helen”–Mamá, ¿por qué lloras? –le preguntó el niño.Helen pasó su mano con fuerza por su rostro y limpió con furia sus mejillas–Ya no lloraré más, la que debe llorar ahora es otra –y sonrió aireada. Se metió la mano por el brasier y luego se tanteó todo el cuerpo buscando algo, luego reviso por donde estaba parada con Juanne y el niño y le dio la vuelta al pozo, pero no encontraba lo perdido.Recorrió todo el camino andado, pero nada veía, buscó dentro del anexo y tampoco, entonces recordó que estuvo en el rancho. Se fue directo a la cocina y simuló estar tomando el paquete de galletas nuevamente.Mamá Tulia sin siquiera voltear a mirarla le dijo:–Señorita, ya va estar lista la cena. No le dé tantas galletas al niño, para que cene bien. Le hice panecillos rellenos, a los niños les gusta más así –le dijo la anciana sabiendo que ella no iba a encontrar lo que estaba buscando.–¡Ah! Gracias mamá Tulia –y
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