“Noche de pétalos y flores”
Pasaron el resto de la tarde en un ir y venir a diferentes empresas y tiendas. Juanne seleccionaba artículos y cosas para que se enviaran al rancho, incluso enseres y equipos para el cuarto del bebe. Ella los seleccionó.
–Juanne, por cierto, te diste cuenta que tanto la mamá como el vecino de Helen Heminway hablaron de “el niño”, así que tienes un hermano.
Juanne se quedó pensativo y después le obsequió una sonrisa espléndida.
–¡Guao! Sí. Siempre se refirieron a “su hijo” y “el niño”. Aun no podemos estar seguros. Pero es una señal.
Ya cuando caía la noche Missie se veía algo cansada.
–Juanne ¿aún te quedan cosas por hacer? Podríamos quedarnos unos días más si es necesario. En esas el t
¡No es tu hijo!Juanne y Missie subieron hasta el tercer piso. Había un niño corriendo por el pasillo en una pequeña bicicleta. Sus cabellos amarillos cortados al estilo honguito le trajeron a la mente a la bella mamá Anne. Por fin había encontrado a su hermano. Juanne trató de levantarlo de la bicicleta, pero el niño se resistió y dio atrás a su bicicleta y se impulsó con más fuerza y pedaleó como todo un profesional de carreras, Juanne tuvo que apartarse o de lo contrario aquél veloz remolino lo iba a dejar en el suelo. El niño dio vuelta en el pasillo y gritó:–¡Mamá!Missie corrió a la puerta y cuando la mujer salió se adentró en el apartamento, no les pasaría lo misma de la vez anterior.–¿Qué sucede, ¿Quién es usted? –le dijo la
“Ella es la mujer que amo”Juanne y Missie acompañados de Helen y el niño llegaron al rancho. Era una emoción, ya casi olvidada para mamá Tulia, Eva y los demás trabajadores del rancho, la presencia de un chiquillo revoloteando por la casa grande y todo el rancho.Missie seguía con sus tareas diarias. Se fue muy temprano a continuar con el laboratorio dentro de la misma alcaldía de la región.Juanne andaba con su hermano de la mano enseñándole todos los alrededores de la casa y del rancho.–¡Joan! ¡Joan! –gritaba Lorain detrás del chiquillo que correteaba.Missie llegó temprano de su laboratorio en construcción y se encontró con aquél remolino en la entrada de la casa. Lo atajó y lo levantó en sus brazos.–¡Hermana, hermana! ¡Ya llegó mi novia! –gritaba agitado mientras Missie lo volvía a colocar en el piso.Todos los trabajadores que estaban cerca rieron junto a Lorain y Missie.Juanne venía del hosp
“La cadena de Helen”–Mamá, ¿por qué lloras? –le preguntó el niño.Helen pasó su mano con fuerza por su rostro y limpió con furia sus mejillas–Ya no lloraré más, la que debe llorar ahora es otra –y sonrió aireada. Se metió la mano por el brasier y luego se tanteó todo el cuerpo buscando algo, luego reviso por donde estaba parada con Juanne y el niño y le dio la vuelta al pozo, pero no encontraba lo perdido.Recorrió todo el camino andado, pero nada veía, buscó dentro del anexo y tampoco, entonces recordó que estuvo en el rancho. Se fue directo a la cocina y simuló estar tomando el paquete de galletas nuevamente.Mamá Tulia sin siquiera voltear a mirarla le dijo:–Señorita, ya va estar lista la cena. No le dé tantas galletas al niño, para que cene bien. Le hice panecillos rellenos, a los niños les gusta más así –le dijo la anciana sabiendo que ella no iba a encontrar lo que estaba buscando.–¡Ah! Gracias mamá Tulia –y
“Missie embarazada”–¡Eres una ladrona! –Helen no había terminado de decir la palabra cuando la mano de Missie resonó de llenó en su mejilla.Cayó sentada al suelo. Juanne corrió a levantarla.Helen cargó al niño en brazos y corrió al anexo.–Missie, ¿por qué has hecho eso? –le reclamó Juanne.–¿Missie por qué has hecho eso? ¿Es eso lo que se te ocurre decirme? –Juanne retrocedió al oír el leve chasquido de la lengua de Missie –¿No esperabas que le sonriera a la zorra que me acaba de decir ladrona?–No quise decir eso –le dijo Juanne al tiempo que seguía reculando mirando los ojos color café que parecían lanzar mísiles rojos –tranquilízate mi amor, eso te hace daño.Missie
“Mamá Tulia”Missie se levantó temprano después de una noche bastante fría. Juanne estaba dormido a su lado aún vestido. Su cuerpo de lado la abrazaba. Salió de su abrazo y se metió en el baño. Al salir Juanne la miraba preocupado.–¿Estás bien? –le preguntó.–Sí, respondió y se sentó en sus piernas –gracias por quedarte a cuidarnos y sobo su barriga desnuda.Juanne la apretó por la cintura.–¡Perdóname Missie, por favor perdóname!–No te preocupes Juanne. Estoy más susceptible que nunca y creo que es por el embarazo. Perdóname tú a mí. Soy una tonta. No debí…Juanne le tomó la cara y la envolvió en sus brazos tumbándola en la cama, se besaron con mucho amor y
“Sólo Nieve es mio”Missie estaba muy preocupada por mamá Tulia. El doctor le puso un sedante.–Ya está bajando la presión. Es producto de su alteración –el médico puso una mano sobre la de la anciana –. Mamá Tulia todos estamos muy preocupados por usted. En especial su muchacho. Póngase bien que la necesitamos mucho. ¡¿Qué será de la cocina si no está usted allá?! ¡Sus manos y cuidados los necesitamos todos!La anciana tenía los ojos aguados.–Señorita Missie, vaya a descansar que usted ha tenido un día muy ajetreado y usted tampoco está bien –le dijo la anciana, regañándola.–¿Todavía estas de ánimo para regañarme mamá Tulia? Además estoy molesta contigo, me quitaste el gusto de darle su pu
“Por favor, no me dejes solo”Juanne se dirigía a Missie y ella lo detuvo en seco.–¡Por favor, no te me acerques! –su ira aguó sus ojos. Dio media vuelta y se fue.Los trabajadores presentes bajaron la vista por respeto a Juanne. Nick, el chofer, se acercó y palmeó la espalda del muchacho.–Patrón, eso no dura mucho tiempo, son sólo 9 meses y después todo se olvida –le dijo Nick.–A trabajar todos –dijo Juanne, dirigiéndose al hospitalito.No se apareció por el rancho hasta ya entrada la noche. No quería entrar a discutir con Missie, pero al llegar lo esperaba una desagradable sorpresa.Subió al cuarto y Missie no estaba allí, bajó de inmediato a la cocina.–Mamá Tulia, ¿dónde anda metida Missie? –preguntó.Las dos mujeres se volvieron a verlo con extrañeza.–¿Cómo que dónde está Missie? ¿Acaso usted no sabía que ella se iba para Toronto?Juanne se levantó y apretó los ojos
“¡¿Juanne?!”Missie estaba inquieta y nerviosa, eso le estaba afectando el embarazo. Juanne se sentía culpable, por haber llevado a Helen al rancho. Si bien es cierto que Missie estuvo de acuerdo, era evidente que ella no la conocía, pero él sí y la gente en el rancho también.Ella estuvo en el rancho durante su tiempo de embarazo y manipuló a su antojo a Juanne, hasta que éste se dio cuenta de que sus pretensiones eran llegar a él y aferrarse, con la excusa del niño en su vientre, haciéndolo ver como que él fuese el padre del niño. Juanne tenía muy claro quién era ella, él se sentía culpable por eso.Estaba apenas amaneciendo en la ciudad de Toronto cuando Juanne llegó al nuevo departamento de Lois Vincents. Para su sorpresa Missie se había ido junto con su madre al viejo departamento qu