Salir con él aquellos días, por las calles de Cádiz era agradable, sin tener miedo, pudiendo presentárselo a mi familia y amigos, observando como todo el mundo se moría de envidia, mientras los más allegados se alegraban por mí. Todos sabían lo mal que lo pasé con la muerte de papá, y que nunca, jamás llevé un novio a casa. Era demasiado feliz, paseando con él, comiendo junto a la playa, incluso nos bañamos alguna vez, aunque yo no era una persona que adorase ir a la playa a tomar el sol, me gustaban más otras cosas. Me dejó que opinase sobre su ropa, incluso mejoró algunos aspectos sólo porque yo se lo dije, y por las noches era todo un encanto, solía arroparme después de que me quedase dormida, sin intentar absolutamente nada más. Aquella noche estaba lejos de dormirme, me había despertado tarde, fuimos a cenar a casa de tío Joaquín, con tí
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