No le dije nada a mis amigas. ¿Cómo iba a hacerlo? ¿qué pensarían de mí? No tenía pensado ir, era un error todo aquello, confiar en él… Se acostó con Casandra, m*****a sea. Dejé de pensar en tonterías, y miré hacia Camila, que contaba su perfecta conversación con Manuel, mientras yo sacaba el teléfono del bolsillo, y marcaba su número, más que dispuesta a contarle que no iba a ir. Esperé un tono, dos, tres, cuatro… justo iba a colgar, cuando alguien respondió al otro lado, pero no era él. - ¿Sí? – tragué saliva, sin saber qué decir, durante un momento, escuchando el jaleo que había por allí. - ¿Está Darío? – pregunté, haciendo sonreír, mientras miraba a su amigo, que estaba metido en la piscina, bromeando con Casandra.
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