No podía creerlo, no podía.¿Mi papá un narco? No, imposible.Cuando comencé a manejar, mi cabeza empezó a doler con fuerza, sentía que alguien me la estaba martillando. Intenté tomarme una aspirina de las que tenía en el auto, pero no sirvió de nada. En el camino me había estado haciendo preguntas, repitiendo las palabras de Yurik, tratando de entender por qué mi papá entraría a ese codicioso mundo. Pero, al mismo tiempo, estaba furiosa, mis manos se aferraban al volante con fuerza para intentar calmarme pero es que era inútil; me enfurecía tan solo pensar que, por la culpa de mi papá, una chica inocente murió y a mí casi me mataban. Me enfurecía pensar que mi padre se convirtió en todo lo que yo odiaba. Y sin duda alguna, me decepcionaba que el hombre que tanto tiempo adoré, terminó siendo una escoria.
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