Después de preparar su equipaje Mayra va a la habitación de sus hijos a revisar si todo está en orden, da un rápido vistazo y luego de guardar algunas cosas que se les había pasado, los abriga bien y les deja el beso de buenas noches.—Te quiero, mamá —susurra Sasha con los ojos cerrados.—Yo también, mi corazón. Descansa.Apaga la luz y regresa a su recámara, al entrar ve a Valentino con los ojos cerrados, al parecer dormido, pero antes de acostarse en la cama piensa mucho en compartir esa última noche en la ciudad, a su lado. Se dirige al baño, mojarse la cara y al levantar la vista intenta reconocerse en el espejo. Han pasado diez años soportando tanto y ahora que se atrevió a decir lo que sentía, el alivio no aparecía en su alma, por el contrario, la angustia hace añicos su corazón, va a perde
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