Después de preparar su equipaje Mayra va a la habitación de sus hijos a revisar si todo está en orden, da un rápido vistazo y luego de guardar algunas cosas que se les había pasado, los abriga bien y les deja el beso de buenas noches.
—Te quiero, mamá —susurra Sasha con los ojos cerrados.—Yo también, mi corazón. Descansa.Apaga la luz y regresa a su recámara, al entrar ve a Valentino con los ojos cerrados, al parecer dormido, pero antes de acostarse en la cama piensa mucho en compartir esa última noche en la ciudad, a su lado. Se dirige al baño, mojarse la cara y al levantar la vista intenta reconocerse en el espejo. Han pasado diez años soportando tanto y ahora que se atrevió a decir lo que sentía, el alivio no aparecía en su alma, por el contrario, la angustia hace añicos su corazón, va a perder a sus hijos si se divorcia y no puede imaginarse el tormento multiplicado en ocho años más. Tenía muchas esperanzas en ese supuesto viaje a Lima, pero este nuevo destino no va a derrumbar sus sueños de ser libre y buscar por sus propios medios la verdad de su pasado. Para empezar ha dejado de tomarse las pastillas, lleva dos días completos evitándolas y no ha visto cambios, quizás solo sean placebos ¿Qué tan difícil puede resultar para un médico intercambiar diagnósticos para mantenerla a su lado?“Esa idea me sigue persiguiendo. Sé que algo turbio se esconde tras mi accidente, pero ¿Qué es lo invaluable que poseo? No soy millonaria o un genio con alguna fórmula secreta ¡Joder! Por más que pienso no encuentro razón válida para un secuestro, o quizás sea verdad ese gran amor y después del accidente mi corazón también lo olvidó” Se dice en su interior antes de salir de baño e ir a acomodarse en su lado de la cama.Unas horas después, antes de que el despertador de los chicos sonara ya estaba de pie en la cocina para preparar el desayuno. No pasó mucho para que su madre apareciera.—Buenos días, cariño, ¿Volviste a madrugar?—Hola, mamá. Me desperté hace unos minutos. Ocupar mi mente antes del viaje me relaja.—No deberías ponerte tan nerviosa, estás viajando con tu esposo, él jamás dejará que nada malo te suceda.—¡Mamá! ¿Tú lo conociste antes de mi accidente?—Jamás lo llevaste a casa o hablaste de él, hasta el día del accidente. Quizás por el temor al rechazo a su relación.—Me arrepiento tanto, el no haber confiado en ustedes. En estos momentos sus recuerdos me estuviesen guiando en esa oscuridad.—Sé que el temor a lo desconocido asusta, pero Valentino te ama, no tengas duda de ello.Sonríe con tristeza y continua con la preparación.—Cuando ustedes madrugan me siento mal por dormir —dice Sophia, la cocinera.—No digas tonterías, mujer —agrega Marcela —Son rutinas de viajes, Ya deberías estar acostumbrada.—¡Ay! Cuando recuerdo que tendré vacaciones forzadas me entristece. Echaré de menos a mis pequeños traviesos.—A todos nos hará bien un descanso, es tiempo que visites a tus padres, duermas hasta tarde, vayas a fiestas, al cine. —dice Mayra levantando el ánimo a su amiga, una mujer noble que alegra sus días con sus canciones y sus manjares desde que llegó a esa casa.—Ustedes junto a mis padres son mi única familia, los extrañaré tanto. —Abraza a su patrona—Le prometo que reponer mis baterías para cuando regresen.No paso mucho para que los niños aparecieran en la cocina, aseados y listos para el viaje.—Buen día, mis pequeños corazones —dice Sophia acercándose para darles un beso como cada mañana—Disfruten su desayuno y no quiero que dejen nada en el plato, si no les gusta la comida del avión ya tendrán algo en el estómago ¡Entendido!—No creo que haya comida a bordo, solo serán unas tres horas, pero si quiero que haya bocaditos —sonríe Sasha.Valentino no tarda en llegar, dejando toso el lugar impregnado con su perfume. Se acerca a Mayra y deja un beso en sus labios y con una sonrisa tierna se dirigió a los niños revoloteando sus cabellos.—Les encantará su nuevo hogar, amaran estar cerca de la naturaleza, el aire puro es bueno para sus pulmones.—¿Hogar? —se apresura a decir Antón —¿Cuánto tiempo es que nos quedaremos en Colombia? —Sasha lo codea y le clavé una mirada de esas que dicen ¿Para qué preguntas? —Que! Saben que me aburro fácilmente.—Es una manera de decir las cosas, hijo. Y no debes preocúpate por el aburrimiento.—Si tú lo dices, te creo.—Un par de meses fuera de la ciudad respirando aire puro, les hará muy bien —Dice Sophia.—De hecho, por lo menos lo que reste del año estaremos allá. —Dice contento Valentino haciendo que Antón se ahogue.—¿Qué? ¡Papá, faltan más de cuatro meses! Quiero pasar las fiestas navideñas con los abuelos. —Parece suplicar Antón.—Por eso no te preocupes cariño, la familia estará completa para esa fecha.—Gracias, padre —dice el niño un poco más tranquilo. Mientras Sasha seguía comiendo sin mostrarse emocionado.Al terminar el desayuno, Mayra sube a vestirse, mientras Valentino se queda dando las últimas indicaciones a sus empleados y a sus suegros, pues al parecer era un viaje largo e inesperado.—Necesito de su ayuda, las oportunidades aparecen y este nuevo negocio será muy productivo para todos y no podemos desaprovecharlo. Quiero irme con la tranquilidad de que las tareas pendientes de los próximos meses estarán en buenas manos.—Por ello no te preocupes, hijo —dice Ignacio— Personalmente me encargaré de manejar la chequera, como todos estos años.—Por el cuidado de la casa tampoco debe preocuparse, señor. —Dice Sophia.Tras una sonrisa de conformidad, va por el equipaje, Sophia y sus suegros también ayudan. Para cuando Mayra baja las maletas ya están en la sala, los chicos esperando sentados en los muebles, con el videojuego en las manos y Valentino hablaba por teléfono muy entretenido. Instantes después cuelga y se acerca.—Mi jefe envió a uno de sus hombres de confianza para llevarnos al aeropuerto. Ya no debe tardar.—Debe ser un hombre muy importante.—Lo es, cariño. Le gusta que todos tengan seguridad, así que Oliver será quien se encargue de nuestra protección.—¿Por qué?—Caprichos de multimillonarios, princesa. No hay nada de que preocuparse.Se escucha el timbre de la puerta e instantes después aparece Emma, el ama de llaves para informar que los esperaban.—Justo a tiempo, me agrada la puntualidad. —se adelanta —Trae a los niños.Mayra va por sus hijos, que se apresuran a salir dejando un rápido “Hasta pronto” a todos, Mientras ella se despide de su gran familia, pues sus empleados también son considerados como sus parientes.Al dejar la casa, nota un auto negro con la maletera abierta, el niño ya estaba dentro del coche y Valentino a un lado hablando con aquel hombre que subía el equipaje.Entonces, puede verlo, quizás fue solo la luz del sol que se posaba sobre él y lo hacía resplandecer como un ángel. Vestía un traje negro y corbata guinda, tenía un porte de modelo y una mirada hipnotizaste en la que podría perderse por horas sin sentir el tiempo moverse. Esos ojos marrones claros la estremecieron, sus labios carnosos tentadores agitaron su corazón y a cada centímetro al acercarse, su excitación crecía. Cuando al fin estuvo frente a ese bombón traga saliva sin poder evitarlo, sus ojos se mantienen fijos en los suyos, sintiendo esa necesidad de abrazarlo. Como si lo reconociera.—Permítame ayudarla con su maleta. —Susurra él sin apartar su mirada, su voz dulce y algo melancólica atravesaba su corazón, golpeaba las puertas de su alma intentando entrar. Y cuando sus dedos rozan su mano para tomar la pequeña maleta, una sensación exquisita la recorre por completo.Esa voz retumbó en su cabeza y fue como si su mente intentara traerlo de vuelta.—Disculpa ¿Nos conocemos? —Expresa tímidamente con un hilo de voz.—Me temo que no, señora— esquiva su mirada, alejándose de ella.Su nombre no decía nada en su memoria, pero esa voz la llevaba al mismo cielo. Por unos segundos se mantiene petrificada, hasta que llega Valentino para tomarla del brazo y conducirla al auto. Mientras caminaba lento, su mirada se mantenía en Oliver, en ese hombre extraño de mirada dulce que hacía acelerar su corazón y llenarla de sensaciones tan placenteras inexplicables. Cuando cierra la cajuela vuelve a cruzar su mirada por un segundo, porque su nuevo jefe le hace una seña para que se acerque.—Mayra, él es Oliver. —Interrumpe sus pensamientos—Será el chofer de la familia en Colombia. Y ese auto hermoso, es tu regalo de cumpleaños. —Sonríe, antes de acercar sus labios a su boca y dejar un pequeño beso.Oliver esquiva una vez más la mirada mientras Mayra mantiene la mirada en sus ojos marrones.¿A qué estaba jugando Valentino? Como podría dejarla sola con semejante tentación sin explotar en celos. Sin duda, era una prueba para quitarle a sus hijos y estaba odiando sentirse tan bien con esa sensación de hormigueo en mi vientre y esa inesperada falta de aliento que le provocaba esa dulce mirada.Luego su amado esposo, abre la puerta posterior, para que suba junto a sus hijos, en tanto él y Oliver mantienen una pequeña charla.—¿Conoces a Oliver? — Susurra Sasha. —No dejaba de mirarte de una manera muy extraña.—Nunca antes lo había visto, pero siento que lo conozco de algún lado.—Se ve un hombre agradable —agrega Antón —Yo también tuve esa sensación de conocerlo.—Igual yo. —Dice Sasha. —Es extraño, pero siento que algo nos conecta.—Mientras averiguamos lo que sucede, no quiero que mencionen esto frente a su padre. ¿Prometido?—Si, mamá—Dicen los dos a una voz.Instantes después, Valentino y Oliver se suben al auto. Oliver, acomoda el espejo retrovisor y su mirada vuelven a perderse en ella por uno segundo.Un huracán de sentimientos la asaltaron y su corazón se desesperaba por conectar esas sensaciones con su ayer olvidado. Por un instante se sintió tan estúpida por sentir deseo sexual por un extraño solo por ser tan atractivo y tener una voz que le erizaba la piel.Llegaron al El Aeropuerto Internacional de Los Ángeles y grande fue la sorpresa deMayraal descubrir que tenían un vuelo privado “¡Vaya!, su nuevo jefe si debe ser multimillonario” Piensa, mientras sus hijos bajan maravillados por la idea de recorrer el avión sin que los detengan.Entonces como leyendo sus pensamientos Valentino se apresuraa despejar las dudas de su esposa.—Tampoco estaba enterado de este vuelo hasta que Oliver me lo dijo al salir de casa. Mi jefe quiere que tenga todas las comodidades y como te lo dije, no tiene problemas en gastar unos cuantos dólares extras.—Pues sí, contratar un vuelo privado, es un privilegio.—¿Quién dijo que es contratado? Es uno de sus aviones personales. —sonríe tomando para acercarse.—¿Es su avión?—Sí y todo transcurre favorablemente,
Seis horas después el avión aterriza en al Aeropuerto Internacional Ernesto Cortisol en Barranquilla -Soledad. Desde que desembarcaron, Valentino ha estado pendiente de una llamada, al parecer su nuevo jefe quería saber algunos de talles antes de dar la orden de ser llevado a Villa campestre, su nuevo dulce hogar.—Nunca pensé que amaría tanto un vuelo privado. —Dice Antón —Todo estuvo de lujo.—Nosélo que comí, pero estuvo delicioso —AgregaSasha. —Teníatantas ganas de repetir, pero la mirada de papá, me detuvo.Los niños seguían felices y no podía darme el lujo de mostrar su tristeza. Aunque ellos la conocen mejor que el mismo Valentino.—¿Sucede algo mamá? —pregunta Antón.—Nada cariño, solo estoy cansada. Aunque las horas en el avión no se sin
Al salir, ven a Oliver esperar a unos metros, los niños se adelantan mientras sus padres caminan despacio tomados del brazo como una pareja enamorada y feliz.—¿Sabes? Estoy muy excitado —le susurra Octavio al oído— No sé si pueda soportar la idea de compartir tu belleza con otros hombres.—Tus cumplidos, me incomodan. —Le responde muy seria. —Y este atuendo escandaloso me incomoda.—Debes aprenderte a vestir para ocasiones como estas.—Lo que pretendas hacer no me interesa, lo que detesto es me exhibas como tu trofeo.—¿Por qué dices esas cosas?—Me siento como una mujerzuela.—Deja de exagerar. —Se detiene. —Te ves divina.La mansión de Octavio lucia preciosa, muy iluminada y al juzgar por los muchos autos estacionados afuera, a dentro les esperaba una gran fiesta. Aunque entendía el interés
Luego de cerrar la puerta, se quita los tacos y tomándolos en las manos se apresura a mostrar el camino a la habitación, enciende la luz y los deja a un lado para tomar a unos de los niños y llevarlos a la cama. —¿Podría quitarle los zapatos y cubrirlo? ¡Por favor! —pide amablemente sin mirar que Oliver, ya lo hacía. Luego de acostarlos, quitarles los zapatos y cubrirlos con las sabanas, el chofer sale de la habitación mirando con ternura como la dulce mujer acariciaba sus cabellos para dejar un beso en la frente de cada uno. —Gracias. —Le dice al salir de la habitación.—No tiene de qué, es parte de mi trabajo. —esquiva la mirada.—Tengo la extraña sensación de que le incomoda mi presencia.—Quizás porque viste de manera provocativa y yo, soy un hombre respetuoso.—Me alegra saber que todo este tiempo no ha estado mirado mi cuerpo.—Debería dejar de vestir tan provocativa en lugares como este, el incidente de la fiesta solo será un minúsculo s
A las ocho de la mañanaMayraabre los ojos, esta de costado sobre la cama mirando la pared, el dolor de cabeza sigue presente, por un instante no tiene idea depor quéle duele tanto, está por levantarse cuando se da cuenta de que está desnuda, se sobresalta y al girar al otro lado. Ve a su esposo boca abajo, desnudo, con el trasero al aire y a las sabanas debajo de sus muslos—santo cielo — Su grito ahogado, despierta a Valentino, que en verdad solo fingía dormir.—Buenosdíasprincesa—Lesonríegirándose—Pensé que dormirías un poco más —Se acerca para besarla,mientrasella se mantiene inmóvil rompiéndose la cabeza averiguando la razón de esa escena— fuiste una verdadera salvaje hace unas horas. —acaricia su mentón.—¿Qué fue lo pas&o
Después del desayuno, Valentino se despide de su esposa con beso en los labios y de sus pequeños con una revoloteada de cabellos. Ya tenía que ir a trabajar.—Regreso en la noche, cualquier cosa Oliver estará a su entera disposición. —les recuerda—. El padre.—¿Podemos nadar en la piscina papá? Pregunta Antón.—Si su madre así lo quiere, pueden hacerlo. Si van a jugar en el patio, háganlo con cuidado, no rompan si estropeen nada, el jardín es un santuario para Octavio ¡Entendido!—Si papá. —dicen a una voz los gemelos.Sale contento, mientrasMayramuere de dolor por dentro, no sabe cómo escapar sin poner en peligro la vida de sus hijos, aún más, no tiene idea de cómo decirles a sus pequeños que su padre es un monstruo, cuando para ellosValentino era el mejor padre del mundo.—Mami, podemos salir a jugar con la pelota un rato —Parece suplicar Antón.—¡Claro!, pero yo los acompaño, quiero cerciorarme de que no destruyan los jardines por
l almuerzo se hizo tedioso, ahora que sabía que Oliver la conocía, Mayra se torturaba intentando encontrar un recuerdo más, lo miraba con detenimiento y aunque ese nombre no movía nada en su interior, su voz la estremecía y aceleraba su corazón. Después del almuerzo los pequeños quisieron nadar. —Siempre tienes que estar en uniforme, Oliver —pregunta Antón. —Es un requisito, pero quizás, las reglas cambien. —¡Que padre! —se emociona Sasha— Entonces ponte traje de baño para nadar. —voy a considerarlo—les sonríe. viendo como los pequeños corren a su habitación a vestirse. Mayra intenta hacer oídos sordos y sigue fregando los platos. —Han pasado muchas cosas desde que te vi la última vez. —No quiero escuchar nada que venga de ti, no te conozco. —Sé que es difícil entender ahora. —¿Qué quieres que entienda? — se gira para mirarlo —Que conoces mi pasado y no has hecho nada para ayudarme. Todo e
Una semana después Los últimos díasMayraha dormido en la habitación de los niños y se ha encargado de no volver a caer en las garras de Valentino, cualquier líquido lo bebe después de alguno de sus hijos, en caso de sus ganas de tomar agua en las madrugadas, lo hace directamente del grifo del baño, no ha tomado una sola pastilla más y ha sabido mantener esa mentira de la esposa, dulce, sumisa y abnegada. Pero a pesar de ello, siente que su esposo no se traga el cuento y la tranquilidad que muestra ante su osadía, le dice que trama algo.Al despertar los sorprende con el desayuno en la mesa.—Buen día, familia—les dice al verlos aparecer.—¿En serio lo hiciste todo papá? — se emociona Antón al oler el pan recién horneado.—Debo confesar que el crédito por el pan echo en casa y los chorizos son obra de Teresa, la hija de Octavio, la leche fresca es de su granja, siéntense y disfruten de las de