l almuerzo se hizo tedioso, ahora que sabía que Oliver la conocía, Mayra se torturaba intentando encontrar un recuerdo más, lo miraba con detenimiento y aunque ese nombre no movía nada en su interior, su voz la estremecía y aceleraba su corazón.
Después del almuerzo los pequeños quisieron nadar.
—Siempre tienes que estar en uniforme, Oliver —pregunta Antón.
—Es un requisito, pero quizás, las reglas cambien.
—¡Que padre! —se emociona Sasha— Entonces ponte traje de baño para nadar.
—voy a considerarlo—les sonríe. viendo como los pequeños corren a su habitación a vestirse.
Mayra intenta hacer oídos sordos y sigue fregando los platos.
—Han pasado muchas cosas desde que te vi la última vez.
—No quiero escuchar nada que venga de ti, no te conozco.
—Sé que es difícil entender ahora.
—¿Qué quieres que entienda? — se gira para mirarlo —Que conoces mi pasado y no has hecho nada para ayudarme. Todo e
Una semana después Los últimos díasMayraha dormido en la habitación de los niños y se ha encargado de no volver a caer en las garras de Valentino, cualquier líquido lo bebe después de alguno de sus hijos, en caso de sus ganas de tomar agua en las madrugadas, lo hace directamente del grifo del baño, no ha tomado una sola pastilla más y ha sabido mantener esa mentira de la esposa, dulce, sumisa y abnegada. Pero a pesar de ello, siente que su esposo no se traga el cuento y la tranquilidad que muestra ante su osadía, le dice que trama algo.Al despertar los sorprende con el desayuno en la mesa.—Buen día, familia—les dice al verlos aparecer.—¿En serio lo hiciste todo papá? — se emociona Antón al oler el pan recién horneado.—Debo confesar que el crédito por el pan echo en casa y los chorizos son obra de Teresa, la hija de Octavio, la leche fresca es de su granja, siéntense y disfruten de las de
La película concluye sin más tropiezos, pero si con muchos sonrojos, cada vez que un grito aterrador se escuchabaMayracerraba los ojos y Oliver reía.Pasar unas horas más junto a Oliver fue demasiado sufrible, tiene ese algo que la estremece, la hace suspirar y soñar despierta. Y el que a cada momento susurre a su oído algo lo hace más difícil.A duras penas ha pasado la primera media hora desde que salieron de la sala de cine y fueron a almorzar.—Oliver es muy agradable—Dice Antón.—A mí me parece demasiado complaciente, es como si le pagaran para hacernos felices. —DiscrepaSasha—Ni un desconocido puede ser demasiado amable de la noche a la mañana. Lleva con nosotros una semana y ya es como muy amigo.—El ver películas de detectives te hace ver conspiraciones por todos lados. —Interviene Antón.&m
Después de unas horas de compras, Valentino llama aMayra.—¿Cómo está tu día, mi amor?—Supongo que bien. —Responde ella.—¿Por qué ese desánimo, no te has divertido? Tendré que despedir a Oliver por ser un inepto.—Has lo que quieras con él. —Dice con firmeza, sabiendo que él no trabajaba para él.—¿Eso te gustaría? ¡Claro que no! Lo más conveniente sería pegarle un tiro frente a ti.—Has lo que quieras. Si solo llamaste para eso, será mejor que cortes.Se escucha una carcajada de su parte.—Pásame con los chicos quiero hablar con ellos.Tras un respiro le pasa el teléfono a Antón. Que no pierde tiempo en pedirle un juguete caro. Los minutos siguen pasando y ellos disfrutan de hablar con él. Contándole l
La preocupación seguía en los niños, sobre todo enSashaque ya había notado que su madre había escupido en su polera. Entra al baño y después de cepillarse los dientes la revisa, encontrando la pastilla.—¿Qué haces? —pregunta Antón entrando de nuevo,—¡Mira! —le muestra.—¿Eso no es la pastilla que mamá tomo?—Sí.—¿Yquéhace en tu polera?—Pues, mamá la escupió cuando casi se cae.—Tengo que decirle a papá.—¡Espera!— lo detiene —. ¿Acaso no te das cuanto de lo que sucede?—¿Qué es lo que pasa?—¡Ay! —lleva sus manos a la cabeza. —Estas pastillas son las que ponen mal a mamá. Me he dado cuenta de que ella ya no las toma y algunas veces las b
Después del desayuno, Valentino se despidió para ir a trabajar.—Oliver pasará a recogerlos a las nueve, para darles tiempo de preparar su canasta depicnic. Disfruten su día.Lo que más amaban de los paseos era disfrutar de la naturaleza, así que antes de lo previsto ya estaban con la canasta preparada y listos para salir de casa a jugar.Mientras Oliver aparecía, ellos corrían por los juegos de madera yMayracaminaba por los jardines, era como estar viviendo undéjà vu. Las flores perfumadas, las mismas mariposas posadas en las flores, ese rico aroma a naturaleza fresca, que la hacen sentir tan bien.—Buenos días, señoraMayra. —Esa voz a su espalda la hace girar. Era la hermana de Octavio, pero no recordaba su nombre.—Buenos días. —Sonríe un instante sin saberquédeci
No había nada como empezar el día siendo atacada por una loca, eso de pasar desapercibida en estas tierras se ha hecho un tanto complicado. Parece que todos los ojos están puestos en ella y no es la única que cree que el estar ahí no es solo una coincidencia. Todos los días hay trabajadores por todas partes desde muy entrada la mañana y este día, como por arte de magia el lugar estaba desierto, si los niños no se hubiesen dado cuenta del ataque y no le daban aviso a Oliver, podría haber muerto en manos de Catalina. Desquiciada o no, dijo algunas verdades en su incoherencia.Cada palabra suya sigue dándole vueltas en la cabeza, esa manera de mirarla, fue como si conociera mucho de su vida. Y luego Octavio, minimizando el altercado; sus gestos solo mostraban insatisfacción porlos resultados ¿Acaso buscaba que la matasen?—¿Estás bien? —Interrumpe s
Recorrieron el río nadando y por ahí los niños encuentran un pequeño escondite bajo un gran árbol a las orillas del río. Entre zambullidas y juegos de competencias, llega la oportunidad de quedarse a solas bajo ese pedacito de cielo que sus vigilantes no podrían notar. No hizo falta decir algo cuando solo las miradas respondían todas las inquietudes de sus corazones, mientras se entrelazaban y disfrutaban de ese beso anhelado por unos largos segundos.—Debemos irnos —Se aleja de sus labios —No quiero que sospechen.—Es tan difícil volver a tenerte y fingir indiferencia —Aparta sus cabellos de la cara.—Para mí lo es aún más, Esteban.Antes de salir la abraza fuerte.—Terminará pronto, amor —le susurra al oído.Unos minutos más y los cuatro salieron del agua para disfrutar del sol
dos semanas despuésDespués de ese pequeño altercado conyugal como suele llamarlo Valentino, las cosas no cambiaron mucho.Mayrasiguió fingiendo tomar las pastillas y su olvido seguía siendo la joya más preciada de su captor. Que ante los ojos del mundo era el mejor esposo.Por otra parte, Oliver se apegaba más a los niños y cada vezMayrase ilusionaba acariciando la idea de que fuesen sus hijos. Aunque la teoría más cercana era que Valentino tras secuestrarla la ultrajó y la dejó embarazada. Si él era su padre biológico no importaba, ellos nunca serian como su padre y amaba con todo el alma a esos pequeños.Su memoria estaba despertando, quizá el estar cerca de alguien que proveía de su ayer dormido le estaba ayudando a disipar la oscuridad existente. Cada día era vital para recuperar su p