Después de unas horas de compras, Valentino llama a Mayra.
—¿Cómo está tu día, mi amor?—Supongo que bien. —Responde ella.—¿Por qué ese desánimo, no te has divertido? Tendré que despedir a Oliver por ser un inepto.—Has lo que quieras con él. —Dice con firmeza, sabiendo que él no trabajaba para él.—¿Eso te gustaría? ¡Claro que no! Lo más conveniente sería pegarle un tiro frente a ti.—Has lo que quieras. Si solo llamaste para eso, será mejor que cortes.Se escucha una carcajada de su parte.—Pásame con los chicos quiero hablar con ellos.Tras un respiro le pasa el teléfono a Antón. Que no pierde tiempo en pedirle un juguete caro. Los minutos siguen pasando y ellos disfrutan de hablar con él. Contándole lLa preocupación seguía en los niños, sobre todo enSashaque ya había notado que su madre había escupido en su polera. Entra al baño y después de cepillarse los dientes la revisa, encontrando la pastilla.—¿Qué haces? —pregunta Antón entrando de nuevo,—¡Mira! —le muestra.—¿Eso no es la pastilla que mamá tomo?—Sí.—¿Yquéhace en tu polera?—Pues, mamá la escupió cuando casi se cae.—Tengo que decirle a papá.—¡Espera!— lo detiene —. ¿Acaso no te das cuanto de lo que sucede?—¿Qué es lo que pasa?—¡Ay! —lleva sus manos a la cabeza. —Estas pastillas son las que ponen mal a mamá. Me he dado cuenta de que ella ya no las toma y algunas veces las b
Después del desayuno, Valentino se despidió para ir a trabajar.—Oliver pasará a recogerlos a las nueve, para darles tiempo de preparar su canasta depicnic. Disfruten su día.Lo que más amaban de los paseos era disfrutar de la naturaleza, así que antes de lo previsto ya estaban con la canasta preparada y listos para salir de casa a jugar.Mientras Oliver aparecía, ellos corrían por los juegos de madera yMayracaminaba por los jardines, era como estar viviendo undéjà vu. Las flores perfumadas, las mismas mariposas posadas en las flores, ese rico aroma a naturaleza fresca, que la hacen sentir tan bien.—Buenos días, señoraMayra. —Esa voz a su espalda la hace girar. Era la hermana de Octavio, pero no recordaba su nombre.—Buenos días. —Sonríe un instante sin saberquédeci
No había nada como empezar el día siendo atacada por una loca, eso de pasar desapercibida en estas tierras se ha hecho un tanto complicado. Parece que todos los ojos están puestos en ella y no es la única que cree que el estar ahí no es solo una coincidencia. Todos los días hay trabajadores por todas partes desde muy entrada la mañana y este día, como por arte de magia el lugar estaba desierto, si los niños no se hubiesen dado cuenta del ataque y no le daban aviso a Oliver, podría haber muerto en manos de Catalina. Desquiciada o no, dijo algunas verdades en su incoherencia.Cada palabra suya sigue dándole vueltas en la cabeza, esa manera de mirarla, fue como si conociera mucho de su vida. Y luego Octavio, minimizando el altercado; sus gestos solo mostraban insatisfacción porlos resultados ¿Acaso buscaba que la matasen?—¿Estás bien? —Interrumpe s
Recorrieron el río nadando y por ahí los niños encuentran un pequeño escondite bajo un gran árbol a las orillas del río. Entre zambullidas y juegos de competencias, llega la oportunidad de quedarse a solas bajo ese pedacito de cielo que sus vigilantes no podrían notar. No hizo falta decir algo cuando solo las miradas respondían todas las inquietudes de sus corazones, mientras se entrelazaban y disfrutaban de ese beso anhelado por unos largos segundos.—Debemos irnos —Se aleja de sus labios —No quiero que sospechen.—Es tan difícil volver a tenerte y fingir indiferencia —Aparta sus cabellos de la cara.—Para mí lo es aún más, Esteban.Antes de salir la abraza fuerte.—Terminará pronto, amor —le susurra al oído.Unos minutos más y los cuatro salieron del agua para disfrutar del sol
dos semanas despuésDespués de ese pequeño altercado conyugal como suele llamarlo Valentino, las cosas no cambiaron mucho.Mayrasiguió fingiendo tomar las pastillas y su olvido seguía siendo la joya más preciada de su captor. Que ante los ojos del mundo era el mejor esposo.Por otra parte, Oliver se apegaba más a los niños y cada vezMayrase ilusionaba acariciando la idea de que fuesen sus hijos. Aunque la teoría más cercana era que Valentino tras secuestrarla la ultrajó y la dejó embarazada. Si él era su padre biológico no importaba, ellos nunca serian como su padre y amaba con todo el alma a esos pequeños.Su memoria estaba despertando, quizá el estar cerca de alguien que proveía de su ayer dormido le estaba ayudando a disipar la oscuridad existente. Cada día era vital para recuperar su p
Cuando abre los ojos se encontraba sobre el sofá de la sala y junto a ella estaba Oliver tomándole el pulso.—¿Qué haces aquí?—Tuviste un desmayo, los niños me llamaron.—Sí, ya recuerdo —Se toca la cabeza—Todo empezó a darme vuelta… ¡Dios! —. Intenta levantarse.— ¡Con cuidado! —La ayuda a ponerse de pie— ¿Sabes por qué pasó?—Valentino se las ingenia de mil maneras para envenenarme, bueno en el sentido figurado, ya sabes.—¿Ya te sientes mejor?—Si —da un gran respiro —¿Y los niños?—Están preparando tu equipaje.—Tan lindos, mis niños.—Estaban muy preocupados.—Ya quiero que termine este infierno.En eso la puertase abrey entra Valentino.&mdas
—Olvida lo ocurrido, amor —le pide Valentino abrazándola.— ¡Si, claro! Cada vez que pase esto, debo dar vuelta a la página como si nada pasara ¿Eso es lo que quieres? —Le responde.—No quise decir eso, solo que la pobre mujer está desquiciada.—¡Discúlpame, papá! Pero eso no le da derecho a atacar a nuestra madre—interrumpeSasha—. Y no es la primera vez que sucede.—Si es una mujer peligrosa ¿Por qué la trajeron? —Agrega Antón.—Porque no puede quedarse sola en casa, necesita cuidados —Les dice Valentino—¿Pueden ir con Oliver un momento?, debo hablar con su madre —Les pide.Los niños se van corriendo, con su guardaespaldas que los mira a unos metros.—Muy simple para ellos disculparse, minimizando las cosas con la enfermedad de esa mujer —Le
Tras esa emotiva charla, sus ojos se abrieron, su corazón dejo de sangrar y se enfocó en buscar la manera de salir de esa pesadilla llamada FAMILIA, estaba hundiéndose en esa arena movediza de mentiras que Valentino había creado para mantenerla a su lado.Al volver de su paseo por la tarde, Valentino le pide que lo acompañe a la otra isla con la familiaBarreto.—Les avisaré a los niños.—No pueden venir con nosotros, cariño.— ¿Por qué no?— Porque es viaje de parejas. Volveremos al amanecer.—Entonces que Oliver se quede con ellos, me sentiré más segura.—Está bien. —Suspira Valentino — Si eso hace que tengas mejor semblante y dejes bajo siete llaves esa cara de pocos amigos. Le pediré que se quede —dice de mala gana.Así lo hizo, pero ella tenía que cerci