Capítulo 19

Recorrieron el río nadando y por ahí los niños encuentran un pequeño escondite bajo un gran árbol a las orillas del río. Entre zambullidas y juegos de competencias, llega la oportunidad de quedarse a solas bajo ese pedacito de cielo que sus vigilantes no podrían notar. No hizo falta decir algo cuando solo las miradas respondían todas las inquietudes de sus corazones, mientras se entrelazaban y disfrutaban de ese beso anhelado por unos largos segundos.

—Debemos irnos —Se aleja de sus labios —No quiero que sospechen.

—Es tan difícil volver a tenerte y fingir indiferencia —Aparta sus cabellos de la cara.

—Para mí lo es aún más, Esteban.

Antes de salir la abraza fuerte.

—Terminará pronto, amor —le susurra al oído.

Unos minutos más y los cuatro salieron del agua para disfrutar del sol
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