Recorrieron el río nadando y por ahí los niños encuentran un pequeño escondite bajo un gran árbol a las orillas del río. Entre zambullidas y juegos de competencias, llega la oportunidad de quedarse a solas bajo ese pedacito de cielo que sus vigilantes no podrían notar. No hizo falta decir algo cuando solo las miradas respondían todas las inquietudes de sus corazones, mientras se entrelazaban y disfrutaban de ese beso anhelado por unos largos segundos.
—Debemos irnos —Se aleja de sus labios —No quiero que sospechen.—Es tan difícil volver a tenerte y fingir indiferencia —Aparta sus cabellos de la cara.—Para mí lo es aún más, Esteban.Antes de salir la abraza fuerte.—Terminará pronto, amor —le susurra al oído.Unos minutos más y los cuatro salieron del agua para disfrutar del soldos semanas despuésDespués de ese pequeño altercado conyugal como suele llamarlo Valentino, las cosas no cambiaron mucho.Mayrasiguió fingiendo tomar las pastillas y su olvido seguía siendo la joya más preciada de su captor. Que ante los ojos del mundo era el mejor esposo.Por otra parte, Oliver se apegaba más a los niños y cada vezMayrase ilusionaba acariciando la idea de que fuesen sus hijos. Aunque la teoría más cercana era que Valentino tras secuestrarla la ultrajó y la dejó embarazada. Si él era su padre biológico no importaba, ellos nunca serian como su padre y amaba con todo el alma a esos pequeños.Su memoria estaba despertando, quizá el estar cerca de alguien que proveía de su ayer dormido le estaba ayudando a disipar la oscuridad existente. Cada día era vital para recuperar su p
Cuando abre los ojos se encontraba sobre el sofá de la sala y junto a ella estaba Oliver tomándole el pulso.—¿Qué haces aquí?—Tuviste un desmayo, los niños me llamaron.—Sí, ya recuerdo —Se toca la cabeza—Todo empezó a darme vuelta… ¡Dios! —. Intenta levantarse.— ¡Con cuidado! —La ayuda a ponerse de pie— ¿Sabes por qué pasó?—Valentino se las ingenia de mil maneras para envenenarme, bueno en el sentido figurado, ya sabes.—¿Ya te sientes mejor?—Si —da un gran respiro —¿Y los niños?—Están preparando tu equipaje.—Tan lindos, mis niños.—Estaban muy preocupados.—Ya quiero que termine este infierno.En eso la puertase abrey entra Valentino.&mdas
—Olvida lo ocurrido, amor —le pide Valentino abrazándola.— ¡Si, claro! Cada vez que pase esto, debo dar vuelta a la página como si nada pasara ¿Eso es lo que quieres? —Le responde.—No quise decir eso, solo que la pobre mujer está desquiciada.—¡Discúlpame, papá! Pero eso no le da derecho a atacar a nuestra madre—interrumpeSasha—. Y no es la primera vez que sucede.—Si es una mujer peligrosa ¿Por qué la trajeron? —Agrega Antón.—Porque no puede quedarse sola en casa, necesita cuidados —Les dice Valentino—¿Pueden ir con Oliver un momento?, debo hablar con su madre —Les pide.Los niños se van corriendo, con su guardaespaldas que los mira a unos metros.—Muy simple para ellos disculparse, minimizando las cosas con la enfermedad de esa mujer —Le
Tras esa emotiva charla, sus ojos se abrieron, su corazón dejo de sangrar y se enfocó en buscar la manera de salir de esa pesadilla llamada FAMILIA, estaba hundiéndose en esa arena movediza de mentiras que Valentino había creado para mantenerla a su lado.Al volver de su paseo por la tarde, Valentino le pide que lo acompañe a la otra isla con la familiaBarreto.—Les avisaré a los niños.—No pueden venir con nosotros, cariño.— ¿Por qué no?— Porque es viaje de parejas. Volveremos al amanecer.—Entonces que Oliver se quede con ellos, me sentiré más segura.—Está bien. —Suspira Valentino — Si eso hace que tengas mejor semblante y dejes bajo siete llaves esa cara de pocos amigos. Le pediré que se quede —dice de mala gana.Así lo hizo, pero ella tenía que cerci
Su fatídico final se acercaba, la lucha interna agonizaba, los golpes que recibía eran cada vez más fuertes y ya estaba casi desnuda, no faltaba casi nada para que ese animal se apoderara de su interior.Sus lágrimas ruedan por sus mejillas adoloridas mientras sus ojos se van cerrando sintiendo el miembro duro de Felipe contra su vientre. Entonces él es arrancado de mi cuerpo de un tirón, no sabe cómo pasó, no quiso saber quién o quiénes eran los que la ayudaban, con el cuerpo temblando y ojos llorosos se aleja como puede a un lugar seguro, escucha que golpes y quejidos, no quiere mirar atrás.Seesconde tras unos arbustos y apenas puede girar para ver al sujeto que lo golpea con rabia, quizás era uno de los invitados de la fiesta.Seacomoda las prendas e intenta calmarse para buscar una salida.estáaturdida, temblando y escuchando un zumbido en su cabeza,
Mayrasigue llorando aferrada a sus brazos culpándose por el momento de debilidad vivido.—Si tan solo hubiese pensado en ellos antes que, en mí, talvez hubiésemos llegado a tiempo.—Amor, se lo llevaron antes, en cuanto yo salí.—¿Por qué tuviste que dejarlos solo? —se aparta de sus brazos, muy enojada — te dije que te quedaras con ellos ¿Por qué tuviste que volver por mí? —Grita golpeándolo con rabia.—¿Y qué habría pasado contigo?—Lo mismo que los últimos años, pude soportar un abuso más, lo que me importan son mis hijos ¡Maldito imbécil! —Termina cayendo de rodillas sollozando.—Lo siento, sé que debí cuidarlos, pero no pude dejarte sola. Confié en mi gente.—y yo confié en ti, me falla
El auto sigue hasta su cabaña, donde se detiene, antes de bajar mira por el espejo retrovisor y a los lados.—¿Por qué nos detenemos aquí? Mis niños están en esa casa —señala la mansiónBarreto.—Si Valentino está aquí, no estará esperando, así que debemos estar preparados.—Entiendo.—Cuando te los diga bajas conmigo ¡Entendido!Mayraasiste con la cabeza. Unos segundos después, él da la señal y bajan a prisa.Alingresar la lleva hasta larecámara, donde busca bajo la cama un maletín y al abrirlo se muestran muchas armas.—¡Trajiste contigo esas armas?—No, es un pequeño regalo del jefe.Se colocó un pequeño chaleco donde puso un par de armas más, guardo balas y luego toma una de las pequeñas armas qu
—No, no, no —Grita desesperada, moviéndose entre el agarre, pero solo logra que el hombre corpulento la sujetase con más fuerza.—¡Ya basta! —le grita el hombre — es hora de ir con su esposo.La arrastra fuera mientras ella grita y se aferra al marco de la puerta con todas sus fuerzas, su cuerpo tiembla al poner más resistencia, su corazón se parte y un dolor insoportable la invade, como sintiendo que una parte de su ser era arrancada.Sus ojos dejan salir gruesas lágrimas mirando el cuerpo de su amado en el piso con un gran puñal en el pecho. El hombre que lo había apuñalado les pide a los otros salir.—El espectáculo ha terminado. El trabajo está hecho. Lleven a la mujer con el jefe. —pide apartando sus manos del marco de la puerta.—¡Maldito infeliz, miserable! —grita ella mientras era llevada fuera.El h