Hace veinticinco años… Grecia caminaba moviéndose con agilidad por los túneles de la colonia que tanto conocía, agradecía tener que vivir en el mismo sitio y no tener que salir y caminar por lugares que no recordaba. Esa noche, era muy especial, se celebraba el equinoccio de primavera, el único momento del año donde las personas de la colonia podían observar la luz de la luna, una noche del ritual de unión de las parejas de ese año y, en especial, la unión de su querida sobrina con el hombre que amaba. Bajo tierra, muy al fondo, los túneles de la colonia llevaban a una gran caverna debajo de una montaña, que en algún momento fue un gran volcán, la roca de los muros, parecía mágica por la cantidad de piedras preciosas incrustadas en ellos, desde diamantes hasta rubíes. Ahora, solo qu
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