Al día siguiente me levanté sin hacer mucho ruido. Había logrado no despertar a Elect, a quien me preocupé de dejarla tapada considerando el frío que hacía ahí, tan cerca de las montañas en pleno invierno. Luego me dirigí a la sala y descubrí que la puerta de salida estaba abierta. Me disponía a abandonar el departamento cuando Javo me atajó.— Quieto ahí, winner —Dijo, apuntándome con una pistola.Me quedé tranquilo. Ni siquiera me di el trabajo de subir los brazos. El rostro de Javo era simplemente desquiciado.— ¡Disparame! —Dije, pensando qué tal vez estaba soñando.Últimamente me daba la impresión de que los sueños se mezclaban con la realidad y eso no era algo bueno. Lo mejor que se podía hacer era ponerle fin a todo eso.— ¡Mak! — Oí.
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