La noche había llegado más rápido de lo que esperaba, teníamos que escabullirnos de los guardias de las puertas principales. El momento oportuno era en su cambio de guardia, claro que Aly no lo sabía a ciencia exacta. Pero en mi caso, como líder y miembro del comité lo sabía todo con exactitud. Me había colocado mi ropa típica, leggins negros para mayor comodidad y confort a la hora de atacar, mi cazadora negra y por supuesto mis infaltables botas militares. Estaba por colgarme en mi hombro mi carcaj y arco, cuando Aly me detuvo. —No pensarás llevar eso, ¿verdad? —pregunto haciendo una mueca de disgusto. —¿Qué tiene? No pienso ir sin armas, el mundo de los mundanos es peligroso, Aly—refuto y ella niega con su cabeza. —El mundo de los mundanos es inofensivo, son mortales, Clari, no son enemigos—responde, quitándome mi carcaj y dejándolo al lado de mi cama—, Solo por esta noche, no seas tan hermética. Déjate llevar p
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