Me da gracia la forma en la que me habla, para Rose no existen los rangos ni la jerarquía, si estás en su taller ella es quien manda, ni más ni menos. Fue una de las estudiantes de mi padre, por eso es que tenemos una relación más o menos estrecha, podría decir que es como una hermana mayor. —¡Señor, si señor!—, le digo haciendo un saludo con la mano mientras camino con pesadez hacia el pasillo que lleva a las celdas.—¡Oye!, ¡no se te olvide!—, me grita y en cuanto volteo me avienta mi revólver, lo cacho inmediato y lo giro con un dedo mientras le guiño un ojo y sigo caminando.Camino por los pasillo, llego a la primer puerta, es enorme y de metal grueso, está custodiada por dos forjadores, abren la escotilla y me dejan pasar, empiezan las celdas, estas por lo general son para hombres lobos, los barrotes están hechos con plata, lo
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