IX. HELADO DE FRESA
Más tarde, ese mismo día…Scott. Antes de hacer cualquier cosa Summer, acomoda las maletas y la ropa en el vestidor. Bajamos a la playa desierta, me gusta mucho venir en estas fechas, claro cuando puedo, Summer me lleva casi arrastrando hasta la orilla, y su risa remueve algo dentro de mí, al escuchar lo feliz que está con tan solo tocar el agua. Me quedo en la orilla sentado pensando en cada momento que vivo con ella, se va pegando a mi piel y es algo que no puedo, ni quiero evitar.Todo en ella me atrapa, como si no fuese más que un insecto que se posa en la miel, pero mantiene una lejanía que me carcome por dentro, no puedo llegar a ella. Si ella no se abre a mí, no tendré oportunidad alguna de conocerla a fondo.—¡Es perfecto! Esta tan cálido y tranquilo, ¿por qué no vienes? —me grita desde un punto lej
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