Dos días después Tras el ataque sufrido, el abuelo espera que Nicolás llame suplicando que lo saque de aquel lugar. Más no lo hace, el cambio de vida que está tomando es bueno, aunque no sabe si solo lo hace para aparentar estar conforme o para darle la contra. Pero necesitaba saber cómo se encuentra de salud, así que no le queda de otra que llamarlo. El orgullo de Nicolás le duele más, que la frialdad que tiene que aparentar ante él. Pero ya era tarde, su nieto ha visto el lado incorrecto de la moneda y lo que menos desea es saber del abuelo amoroso de su época de infancia. —¿Qué es lo que esperas para pedir mi ayuda? ¿Te agrada tu nueva vida? ¡Dime! Intentas matarme acaso al hacer de mi apellido la comidilla de los medios televisivos —se escucha muy molesto.—Hola, abuelo, estoy bien, gracias por preguntar. Solo fue un susto y nada de consideración —Responde sarcástico.—Sigues siendo un
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