Sus padres organizaron una celebración a todo lo grande, no exactamente tan deslumbrante como la que Nicolás tenía planeada. Pero para el viernes la prensa, sus amigos, socios y algunos amigos de la familia, estuvieron presentes en el salón principal de la mansión. Por supuesto que el abuelo se encerró en su burbuja de desprecio e indiferencia toda la noche y no perdió la oportunidad de repetirle a quien tratase de sobresaltar las virtudes de Thiago, que él era solo un don nadie, un recogido, un extraño, un error que nunca debió llegar a sus vidas. —No cree que es demasiado cruel con ese muchacho. —le recuerda Camilo, su abogado.—Lo odio, porque sin ser un Mulder se destaca más que el inútil de mi único nieto. ¿Cómo es posible? —responde Eugenio sin poner atención a lo que dijese su amigo.—Quizás intenta acercarse a usted de la manera correcta.—Haga lo que haga, jamás lo reconoceré como mi nieto.—Creo que esa actitud
Leer más