Al despertar, Nicolás se dirige al baño y al ver la puerta cerrada, cruza los dedos deseando que sea Adela la que este dentro. Minutos después la puerta se abre y puede comprobarlo. —Buenos días. —Le sonríe.—B-Buenos días. —Responde ella bajando la mirada, quiere pasar de largo, pero el niño lindo bloquea su paso.—¿Podemos vernos ahora? —susurra en tono suplicante.—¡no!, no estamos saliendo —responde llevando sus ojos a la habitación de Claudia. —¡Oye! Que no se te cruce por esa cabecita, la idea de que puede haber algo entre los dos. —¡Jamás! — sonríe, guiñándole un ojo. —¿Y qué fue eso? —La respuesta a tu mirada. —entra al baño riéndose. A pesar de que trata de mostrarse distante, sus ojos no podían disimular esa emoción de verlo y para Nicolás, ese pequeño nerviosismo es suficiente. Entra al baño feliz, se siente tan bien, que el agua fría de la regadera no le causa
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