En el supermercado, Mario y sus amigos tratan de que Adela olvide el incidente con Felipe. Haciendo ese paseo algo inolvidable; entraron al cine a ver su película favorita y a pesar de que sé todo fue perfecto y ella sonreía, sus ojos mostraban mucha tristeza. No había que rendirse y el más atento para lograr ese cometido fue Mario que en unas horas se convirtió en el mejor de todos los príncipes de cuentos. Más, para Adela solo era su “Gran amigo”
— ¿No puedo creer que aún no se haya dado cuenta de que la amo? —se desahoga con sus amigos, mientras la dulce Adela está recorriendo los pasillos de ropa.—Díselo de una vez entonces y déjate de comportarte tan extraño frente a todos, el resto nos damos cuenta de que te mueres por ella, pero también notamos el muro que te pone en frente para que no cruces a pLas horas avanzaban y algunos no podían dormir. Ha sido undíaagitado para todos, Adela sufriendo deinsomniopor lo de Felipe y la presión de Mario en un romance.Thiagopor lascircunstanciascon que se han dado las soluciones a losproblemasempresariales y Nicolás; por el dolor de no volver a ver a sus padres y el tener que aprender a sobrellevar una vida tan difícil como esa.Ver a su alrededor le aterra ¿Qué haría mañana al despertar? ¿Quién le garantizaba que no moriría en alguna esquina, en manos de algún delincuente o bajo las garras de algún sujeto vengativo como Mario?Entonces llora, deja salir todo el dolor que tiene atrapado en su corazón desde que llegó a ese lugar. Se encontraba solo, sin amigos, sin familia, ¿Quién era? Solo un perdedor que ahora debe cubrir su cara por sus ex
Una semana despuésPara Nicolás no es nada fácil aceptar esa nueva vida, subir cada escalón de aquella casa maloliente es aterrador, un año en medio de esa miseria sería imposible de soportar. Cuando echó un vistazo a su nuevo hogar por primera vez, poco y grita de dolor, más tuvo que buscar muy en su interior el valor para caminar y mantener la calma. Todos le han dado la espalda, incluso su abuelo, el único pariente que creyó lo apoyaría y jamás lo dejaría solo.Ahora en medio de esa soledad entendía que siempre fue comoThiagolo pintaba. Un viejo avaro insensible, que solo le importaba mantener el apellido y su vida social intacta. No le importó humillarlo frente a todos los socios de la empresa, no le importó mandar su ubicación a la prensa para que sigan sus pasos, para hacer que se esconda como un bicho.Jamás
Días después El abuelo Eugenio ha esperado algunos días la llamada de su nieto y en soledadhatratado de lidiar con sus demonios. La presión deThiagoy sus malos socios están poniéndolo tras las cuerdas, al igual que la de Geraldine por la inconformidad de cómo está manejando la situación. Todoestácomplicándose y está a punto de volverse loco. Llama al licenciado Mendoza para que se encargue de algunos a asuntos, que puedan ayudar a equilibrar la balanza. —¡No entiendo que les pasa a esos periodistas, son unos ineptos! —golpea el escritorio. —Les doy todo en las manos y parecen hacer un circo.—Es lo que suelen hacer por Ranking, señor —habla el licenciado Mendoza, bebiendowhisky.—Espero que sea solo eso. ¡La presión está matándome! —Enciende un puro. —¿Qué sabes de los detectives que envié para revisar el caso?—Aún no se han comunicado, señor. Pero ya están analizando las
Cuando Nicolás despierta por la mañana, la alegría embarga su corazón, deja la cama y se dirige al baño sonriendo, como si hubiese ganado el premio mayordela lotería. La puerta estaba cerrada y el ruido del lavamanos indicaba que alguna de las chicas estaba aseándose.Espero junto a la puerta con sus útiles de aseo en la mano hasta que esta se abre y ve aparecer a Adela con una toalla envuelta en la cabeza. Se miran sonrientes unos segundos y se saludan. —Nos vemos en la noche. —le recuerda Nicolás al entrar al baño. Ella solo le sonríe y medio que se sonroja. ¡Ay! Que linda se veía con esos hoyitos en sus mejillas coloradas. Se siente tan feliz que hasta se anima a tararear bajo el chorro de agua fría, sin imaginar que tras la puerta unos ojos curiosos lo observan mordiéndose los labios.¿Quién era? Nada menos que la atrevida Claudia, que no se movió de la puerta hasta que Adela la arrastrara hasta la cocina. —¿Q
No es raro el que los socios deThiagoahora hayan puesto la mira enNicolás, pues si él desaparece, el hijo ilegítimo heredaría todo conforme a la ley. Para su cometido, le dieron una sencilla tarea al hermanito mayor. “Vigilar al menor de losMulderpor unas semanas y ver los lugares adecuados para un pequeño atentado”—No te preocupes, será solo un susto pequeñito, no queremos que tu corazón de algodón de azúcar se derrita. —Se burló uno de sus socios, muerto de risa.—No quiero que la policía empiece a sospechar. —se excusaThiago.—¡Tranquilo! Ellugar es más que perfecto para atacar sin levantar sospechas. Tú sabes que cuando una familia cae en desgracia, pueden pasar muchas cosas inesperadas producto del mismo destino. ¿O te tiembla la mano para terminar con
Leer ese mensaje lo hizo respirar aliviado. Vuelve a beber tranquilo, hasta se anima a sonreír y el mensaje que recibe luego, no le causa mayor impacto."Está hecho jefe, se complicó la cosa cuando apareció la policía, pero no obstante todo salió perfecto. Esperamos la paga”Guarda el teléfono y siguió aparentando disfrutar de la reunión, por algunos minutos todo transcurría con normalidad, hasta que Juan Pablo recibe un mensaje y se queda pasmado frente al celular. Entonces le muestra un video que estaba circulando en la red. Era Nicolás siendo atacado por 8 pandilleros. “¡Sí que se les había pasado la mano! ¡Ese maldito de Otero!” se dice.—Es un lugar peligroso. ¿Cómo es posible que tu abuelo permita esto? No es necesaria la violencia. Nicolás terminará muerto antes del año —refie
Dos días después Tras el ataque sufrido, el abuelo espera que Nicolás llame suplicando que lo saque de aquel lugar. Más no lo hace, el cambio de vida queestátomando es bueno, aunque no sabe si solo lo hace para aparentar estar conforme o para darle la contra. Pero necesitaba saber cómo se encuentra de salud, así que no le queda de otra que llamarlo. El orgullo de Nicolás le duele más, que la frialdad que tiene que aparentar ante él. Pero ya era tarde, su nieto ha visto el lado incorrecto de la moneda y lo que menos desea es saber del abuelo amoroso de su época de infancia. —¿Qué es lo que esperas para pedir mi ayuda? ¿Te agrada tu nueva vida? ¡Dime! Intentasmatarme acaso al hacer de mi apellido la comidilla de los medios televisivos —se escucha muy molesto.—Hola, abuelo, estoy bien, gracias por preguntar. Solo fue un susto y nada de consideración —Responde sarcástico.—Sigues siendo un
El lunes había llegado y Nicolás no quiso perderse undíade trabajo, se tomó unosanalgésicosy salió feliz de la pensión. Casi a las nueve de la noche, Adela se asoma por la ventana en dirección de la calle del chifa y le llama la atención un carro de lujo con las luces apagas en la esquina de la cuadra, quizá era periodistas o algún cliente del taller mecánico, aunque ya era muy tarde para que estén atendiendo. Vuelve a ver su novela y a los pocos minutos vuelve a asonarse, se siente intranquila y no puede concentrarse en el programa televisivo, tiene un mal presentimiento y nunca se ha equivocado en ello. Entonces se dirige a la habitación de Claudia para contarle lo que sucede. Luego ambas se quedan vigilando por unos minutos y el auto sigue sin moverse. —Esto ya me suena a paparazzi— dice Claudia dejando de mirar para volver a sentarse en la cama y mirar la película, alza el volumen al televisor y se pone cómoda. Pero Adela sigue inquieta, c