Elizabeth. -Nunca quise ir a una oficina a diario, o encerrarme en un cubilo a contestar llamadas, siempre supe que lo mío era algo diferente, quizá no mas seguro, mucho menos estable, teniendo en cuenta mis condiciones, pero a pesar de todo, era arriesgarme a fracasar o a vivir una vida que no quería, y yo no habría soportado la segunda opción.-Has sido siempre un espíritu libre - Me dijo William entretanto se llevaba a la boca un bocado del postre que nos acababan de llevar. Era un pastel de chocolate, delicioso, exquisito y esponjado, tenía un centro de crema de maní, con un poco de frutos secos tostados, era la perfecta mezcla entre la dulzura y la sal de los frutos, estaba exquisito, y perfecto, tal cual a como había sido por completo la noche, de hecho, mientras veía la rebanada a medio comer puesta en el pequeño platito, sentí que William podr&iac
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