Daniel.
Mientras le daba vuelta a la botella de cerveza que me estaba bebiendo pensé en ella, en sus manos, en su cuerpo cálido, en sus ojos llenos de pasión y de arte, pensé en todo lo que ella era porque no había cosa que pudiera reemplazarla a ella de mi mente justo en ese momento, Elizabeth me estaba atormentando, y yo solo necesitaba verla de nuevo en nuestra casa, durmiendo a mi lado como siempre, siendo solo nosotros, cuando no había mucho por lo cual discutir…Cuando el genio de la botella no se había aparecido todavía permitiéndonos tres deseos.
Yo no conocía los deseos de Lizzy, no sabía que era lo que quería de William, sin embargo tenia miedo, de que aquello fuera algo que yo nunca pudiera darle, y aunque intente mentirme durante mucho tiempo, yo sabía que en algún momento de mi vida eso pasaría, que un hombre nuevo aparecer&iacut
Elizabeth.Había amanecido ya, sin embargo el cielo no tenia el característico color azul brillante que daba paso al sol en medio de un par de nubes, el panorama esa mañana era ciertamente diferente, arriba solo se veía gris con pequeños visos de blanco, como si una tormenta se avecinara y aquellos visos fueran la mínima esperanza de que en algún punto del día, el cielo despejaría, y volvería a ser el de siempre.Yo sabia que no lo iba a hacer, y estaba preparada para la tormenta.El auto de William me dejo frente a casa, yo llevaba la misma vestimenta de la noche anterior, el mismo vestido azul oscuro que esa mañana no parecía tan bonito, los mismos tacones negros en punta que habían comenzado a lastimarme el pie, pero mi rostro estaba totalmente limpio, no había rastros de maquillaje en él, y mi cabello estaba perfectamente peinado, eso era
Daniel. Sentando ahí en la incomoda silla negra, no pude dejar de pensar en ella, en lo extraño que se había estado comportando los últimos días, y en lo mucho que nuestra relación había cambiado desde esa noche, fue como si algo se hubiera quebrado, como si aquel enlace invisible que nos mantenía unidos se hubiera roto y ya no existiera forma de repararlo, se sentía jodidamente extraño, agotador y frustrante ver como pretendíamos continuar como antes, como si nada, cuando en realidad había un montón de cosas en medio de nosotros separándonos.Yo quería saber que era lo que pasaba, había intentado hablar con ella de mil y una forma, había intentado descifrar en su mirada que ciertamente ya no era la misma de antes, pero se me estaban agotando los recursos, entre mas tiempo pasaba mas sentía que todo aquello era en vano, y yo co
Elizabeth. No me importaba como iba vestida, no me interesaba en lo absoluto el mono sucio que llevaba puesto o mi cabello desordenado, ni siquiera la pintura en mis brazos, yo solo necesitaba detenerlo, necesitaba hablar con él y hacerle entender que las cosas no eran como parecían, incluso aunque si lo fueran, necesitaba que me diera una oportunidad, pero más que nada de eso, necesitaba que siguiera creyendo en mí, aun cuando le estaba mintiendo y mi palabra hubiera dejado de tener suficiente valor.Con todo eso en la mente, y antes de si quiera poder pensar al respecto, yo saqué un par de billetes de dólar de nuestro fondo de emergencia, y salí tras de él, porque antes de que yo hubiera podido detenerlo para tranquilizarlo y pedirle que hablásemos, el ya había encendido el motor y se había marchado a hacer Dios sabe que, asi que no tenia de otra mas que tomar un taxi que m
Daniel. -Se nos esta acabando el tiempo, hermano, ¿Qué vamos a hacer? - Me pregunto Luis mientras tomábamos un par de cervezas en ese viejo bar al que él y yo acostumbrábamos a ir cuando de repente lidiar con la vida resultaba algo casi imposible o desesperante.-Quisiera poder responderte, pero lo cierto es que no lo sé - Solté un bufido pesado y le di un trago a la botella.-Daniel… - Luis comenzó a hablar, pero no necesite escuchar mas que su lastimera forma de decir mi nombre para saber que iba a hablarme de lo mismo que aquella vez pasada - ¿Por qué no dejas de ser testarudo y tomas el dinero del ahorro que tenías para la hipoteca? Después de todo, ya no tienes hipoteca que pagar - Levanto los hombros con indiferencia.-Tu no lo entiendes - Negue con la cabeza.No se trataba de un tema de orgullo, no era algo que yo estuviera haci
Elizabeth. Cuando llegue a casa todo estaba en silencio, Daniel no había llegado así que pensé en darme una larga ducha de agua caliente antes de que lo hiciera, deje las bolsas de papel que contenían lo que había comprado en el supermercado, y me quite los zapatos en el recibidor, me quite también el suéter que me había puesto y lo deje sobre el sofá, sabía que Daniel odiaba que dejara mis cosas por ahí tiradas, pero no estaba, así que me permití hacerlo.Haber estado en el supermercado había significado todo un paseo para mí, porque lo cierto era que incluso la sección de refrigerados era mucho mas cálida que la casa en la que acababa de entrar, asi que sí, había pasado las ultimas tres horas comprando cosas que en realidad no necesitábamos porque tenia que estar sola, debía alejarme de allí y pens
Elizabeth. Habían pasado alrededor de seis meses desde que vi a Daniel por ultima vez, desde que nos despojamos de todo lo que fuimos y decidimos seguir adelante como si no hubiera lo suficiente para quedarnos un poco más y dar una última batalla, aun me arrepiento de eso, de no haber sido lo suficientemente valerosa para pedirle que se quedara un poco más, e incluso para demostrarle que aún había mucho que rescatar dentro de nuestra relación, me culpe durante mucho tiempo, por muchas cosas diferentes.Me culpe por no haber obrado bien, por haberle mentido en la cara, por haberlo engañado con William, y no me refiero solo al hecho de que hayamos tenido relaciones, no. Yo me arrepentía por haberle permitido a William entrar en mi corazón cuando ese espacio ya era de Daniel desde mucho tiempo atrás, me culpe además, por todas las mentiras, y por lo mucho que quise que ha
Daniel. -No entiendo porque no quiso que depositara el dinero en una cuenta de banco - Me dijo el hombre a quien había decidido vender la casa que durante mucho tiempo habíamos compartido Lizzy y yo.Ella no había participado en nada de eso, Elizabeth había dejado bastante claro que no quería volver a tener nada que ver con cualquier cosa que ella y yo hubiésemos compartido, así que yo tome la decisión, un mes después de que ella se mudó, yo puse en venta la casa, esperaba que eso fuera suficiente para pagar una deuda que me había estado persiguiendo desde el principio, y del mismo modo que me quedara lo suficiente para poder mudarme del todo a Nueva York, y empezar de nuevo…Me había repetido tanto eso en los últimos seis meses, empezar de nuevo, me lo dije mientras escribía aquella canción que me hizo un nombre en la industria, lo r
Elizabeth. Me di cuenta de que eso era mucho mas de lo que yo podía soportar en cuanto vi a Daniel alejarse por el pasillo y yo me quede allí, sintiéndome totalmente desestabilizada, esa visita rompió algo dentro de mí, y me hizo dudar de absolutamente todo, él me trato como a una cualquiera, y en realidad no sabía si eso distaba mucho de la realidad, no sabía qué pensar con respecto a casi nada en ese momento, solo sentía que el piso se tambaleaba bajo mi y que en cualquier instante podría desmayarme.-Elizabeth, ¿Estas bien? - Me pregunto William llevándome dentro de la habitación.Yo quería decirle que sí, que estaba perfecta y que la estancia de Daniel durante esos minutos no había significado absolutamente nada para mí, pero no me sentía lo suf