—¡Buenas tardes, Alexandre! —Responde con una pequeña sonrisa, pero me doy cuenta de que esta no llega hasta esos ojos que tanto se parecen a los de Liza—. ¡Melike puedes traernos algo de beber, por favor!—Sí, señora.—No me lo tome a mal, pero he venido a buscar a mi novia, señora Belucci. —Le comento, buscando con la mirada por si veo a Liza.—Seamos sinceros Alexandre, sé que mi hija y tú no son novios, no es necesario que me mientas. —Responde con tranquilidad, de inmediato me tenso un poco, pero me limito a guardar silencio—. También sé que Liza le dijo a mi marido que son novios, para que Stefano no te hiciera nada malo ese día que te fue a buscar a tu casa.—En ese caso, como ya sabe la verdad he venido a ver a Liza, deseo invitarla a salir. —Guardamos silencio una vez que nos traen nuestras bebidas, tomo el
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