Escuchar todo lo que Elliot nos decía, hizo que me sonrojara más de una vez. No imaginé que mi cuñado fuese así, aunque pensándolo bien, es igual que su hermano mayor.Por mi pasado que suene, me pregunto si su padre era igual. Quizá sí lo era, más no iba preguntarle tal cosa a los chicos. Qué les importaría a ellos lo que hacía su padre con su madre,o con otra mujer.Miré a Elliot con asombro y él me sonrió y me dio una palmadita en el rodilla.-Es fuerte escuchar tal cosa pero soy así, cuñada -dice divertido.- No creo que debas esperar menos de mi hermano.-Eh -al escuchar aquel comentario me sonrojé mucho más. Y eso causó que todos los presentes rieran, incluyéndome.-Elliot, no la molestes -le advierte David serio.-Ya, ya, lo siento, Karla -dice sonriéndome de nuevo-. Sólo qué... no sé... David es... incontrolable.-Ya tú boca suelta -le regaña David un poco molesto.-No me importa que sea incontrolable -le digo divertida-. Así lo adoro, Elliot.-Eso no me sorprende. David tiene
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