-Eres un idiota -dije sin más, mientras lo miraba-. ¿De verdad le hiciste eso? Elliot me miró y se encogió de hombros. Mi hermano estaba con la boca abierta, tampoco podía creer lo que acababa de escuchar. ¿Como una historia tan bonita pudo terminar así? Al menos una parte de ella. Ya que claramente Raquel le perdonó a Elliot aquella mentira. -Sí, soy un idiota -dice Elliot por fin-. Tuve que haberle dicho desde el principio pero..., no lo sé, Kar, no la quería perder. -Y eso hiciste -le contesté con ironía-. La perdiste. Menos mal que Raquel tiene corazón para perdonar. -Pero esperen -dice mi hermano agitando las manos-. ¿Qué pasó luego? No pudo haber terminado así, ya que ambos están aquí, juntos, apunto de casarse.-Dije que la historia era larga -dice Elliot divertido, pero luego se colocó serio al ver mi expresión-. Ya, ya, lo sé, soy un gilipollas pero tenía mis razones. -Las peores que pueden haber -le reprocho-. Pero sigan, quiero escuchar como te las apañaste para volver
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