Mi teléfono sonó mientras estaba preparando la bolsa para pasar la noche fuera. Vi quién era y miré el reloj. Elliot me había dicho que estaría aquí a las siete para recogerme. Eran menos cuarto. -¿Te estás arrepintiendo de invitarme a pasar la noche y vas a echarte atrás, Elliot? Él se río. -Para nada, y espero que tengas la bolsa preparada, nena. -Entonces ¿por qué no estás aquí para llevarme contigo? -Sí, bueno, he tenido que mandar un coche a recogerte. Una emergencia relacionada con la empresa, un coñazo. El chófer se llama Neil y trabaja para mí. Te llevará a mi apartamento y quiero que te sientas como en casa hasta que yo llegue. ¿Harás eso por mí, cariño? -Supongo -la mente me daba vueltas por las implicaciones de estar yo sola en su casa. No estaba realmente asustada, pero la idea tampoco me entusiasmaba-. ¿Estás seguro, Elliot? Quiero decir, podemos quedar otra noche si estás ocupado. -Voy a acostarme contigo esta noche, Raquel. En mi cama. Fin de la discusión. -Oh,
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