Cristian cerró los puños, sintiendo las uñas romper la carne bajo ellas, para así evitar golpear al hombre frente al él. Serguei, el alfa de su manada lo miraba de arriba abajo con una sonrisa pícara en su rostro, disfrutando de la escena, molestar a los menores siempre le resultaba un gran placer. Vio cómo su beta relajó sus músculos, rindiéndose al final, algo totalmente ajeno a su naturaleza, pero era la mejor solución a una guerra que no podía ganar.-Y entonces, no tengo opinión en este asunto- Cris secó el sudor frió en su frente con el dorso de la mano-Pues no, es una orden de tu alfa--Hay unos cuantos ahí afuera que se pasan el maldito día sin hacer nada- cas
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