Me quedé tan callada como pude, debajo del escritorio, mientras oía los pasos de mi papá acercándose a mí. Mi agarre en los muslos de Roman se apretó, para que supiera que tenía miedo de que me atraparan. Su mano descansaba en la parte de atrás de mi cabeza y acariciaba mi cabello, consolándome...“¿Has visto a Alex?”, preguntó mi papá. Oh, mierda.“No, no puedo decir que lo haya hecho, ¿vendrá esta noche?”. Roman lo jugó bien.“Sí, vino conmigo y con su madre. ¿Sabes?, sé que ya te agradecí pero, de verdad... gracias. Todo lo que has hecho por mi hija. Lo aprecio”.“Oye, no te preocupes por eso. Ella es una chica especial. Todo lo que hago es para ayudar, lo sabes”. Escuché a papá soltar un “hmm”.Cuando papá y Roman comenzaron una conversación, me moví debajo del escritorio y lo puse de nuevo en mi boca. Mientras él hablaba, lo escuché gemir levemente y me congelé; esperando que papá no se diera cuenta y, afortunadamente, no lo hizo.Lo chupé más y más, profundamente en mi boca
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