Estaba sentada en su salón, en el sofá, completamente desnuda, pues acabábamos de hacerlo por... había perdido la cuenta, la verdad. Me sujetaba la cabeza con la mano, mientras le observaba allí, con la mirada puesta en la mía, entrelazando nuestros dedos, con una sonrisa en su rostro, siguiendo mis pasos, colocando la cabeza sobre su brazo, lamiéndose los labios después.- Así que... - comenzó, con aquella voz provocadora que me volvía loca – Cuba, ¿no? – asentí, mientras él tiraba de mi mano para acercarme a él, haciendo que me escurriese por el sofá, hasta que encajamos perfectamente, entrelazando las piernas a su espalda, con él haciendo justo lo mismo. Acarició, mi barbilla, mirando hacia ese punto, sonriendo después – Vas a cambiarme por un cubano, ¿es eso? – rompí a reír, mientras él conducía su mano a mi cuello, y se quedaba allí, observándome – Puede que la tengan más grande, pero ... te aseguro que ellos no son como yo – sonreí, para luego apoyar la mano en su cuello, subiend
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