El día pasa tranquilo, me encanta mi trabajo y los niños alegran mis días de una manera inexplicable, es increíble como el cariño de una personas tan pequeñas pueden llenar el corazón de una manera tan especial.Al llegar a la granja el coche de Kiliam no está, entro a la casa y me encuentro con un camino de velas, lo sigo hasta mi habitación y cuando abro me sorprendo, hay pétalos de rosas por toda mi habitación.Hay una pequeña mesa con una botella de vino y dos copas, sonrío al ver un frasco de mermelada también.Entro al baño con prisa y me doy una ducha, dejo mi cabello suelto y me pongo solo una bata de seda negra, escucho que se abre la puerta y cuando salgo Kiliam trae un bote de nieve de chocolate, mi favorita.—Vaya quise sorprenderte y resulto todo lo contrario.Se acerca a mi y me besa.—Fui a comprar tú helado favorito, no era justo que yo tuviera mi postre y tú no.Empiezo a quitarle la ropa rápidamente y él me sonríe.
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