Sam Cuando somos pequeños e ingenuos, consideramos a nuestros padres los superhéroes de nuestro mundo, valientes, audaces, buenos, pero sobre todo, nuestros padres siempre son los mejores del mundo. Es por ellos por los que solíamos competir en los recreos de la escuela. Veías a tu padre como un ejemplo a seguir y a tú madre, la actitud de la mujer que buscarás en otras chicas, la futura madre de tus hijos, tu amante, tu confidente, pero sobre todo... el amor de tu vida.Supongo que cuando esa barrera se rompe con apenas cinco años, la realidad aplasta tus infantiles esperanzas.Cuando lo único que recibes de tu héroe, tu ejemplo a seguir, son desplantes, miradas decepcionadas, odio y despotismo, creándote un complejo de inferioridad del que no puedes huir y que te redime a sentirte siempre menos, no puedes esperar nada más. Pe
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