Hasta ahora, su día no era más que una locura. Seguía bajo reposo médico, pero tenía tantas cosas en mente, que era incapaz de concentrarse, y eso resultaba, cuando menos, resaltante. Despertó esa mañana con un terrible dolor de cabeza, en una cama que no era la suya. Miró a su lado: un varón con el cabello de un color particular… podía ser rubio rojizo, o un pelirrojo casi rosado, quién sabía, pero la verdad era que le encantaba. Akari dormía como una piedra a su lado, acurrucado en su almohada.Una sonrisa se pintó en sus labios, sin querer evitarla, y resopló. Hoy era sábado, y el lunes siguiente debería regresar a su jornada laboral normal que, casi con total seguridad, lo haría pasar horas extras por un buen rato, gracias a estas «vacaciones extendidas» tan significativas que se hallaba viviendo.En l
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