Para Akari, llegar a su casa, tras el trabajo, no fue un gran problema, pero si muy vergonzoso, si consideraba sus actuales circunstancias.Tras haber tenido que lidiar todo el día con sus colegas, que andaban de preguntones, o insinuando cosas, sobre aquel ramo de flores que recibió de un repartidor, tuvo que atravesar las estaciones, y subir con él al metro.Hoy era domingo, tal vez debió haber sido más ligero… pero no lo fue.Después de un tortuoso trayecto, que se hizo más pesado por las señoras que no dejaron de mirarlo, las chicas jóvenes que veían las flores, y a él, con curiosidad, por fin llegó a casa. En la diestra, su flamante ramo con treinta y un rosas rojas, y se dio cuenta de que su hermana, Kohaku, se encontraba en casa, pues el auto de Arata estaba estacionado al frente.Eran más de las siete, el trabajo terminó por complicársel
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