Sebastian y Olivia habían decidido ir a navegar, si las vacaciones anteriormente le habían parecido lo mejor, estar en el agua, despertar. A cielo abierto y dormirse con las estrellas eran la mejor excusa del planeta para estar en paz, relajados, Sebastian vio a los ojos a Olivia y luego vio el cielo, ella. Soltó todos los datos astrológicos que sabía y él le recordó lo ñoña que era.—¿Olivia?—Sí.—Me he comprometido tres veces porque pensaba que era lo correcto y creía que estaba enamorado, quería un hijo, una casa y un perro. Contigo lo tengo todo. Bueno, necesitamos un perro, pero Mily quiere un French Poodle. ¿Me imaginas corriendo con eso?—Ella rió, y los dos se miraron. —Quiero que seas mi esposa.—Te he dicho varias veces que me casaría contigo—Dijo y le vio a los ojos.—Sí, pero prométemelo.—Arrodíllate—respondió.Sebastian le levantó del suelo y le dio un beso en la mejilla, se puso. De rodillas y
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