Sebastian abrió la puerta de Olivia y le llevó a unas bancas que estaban para disfrutar del mirador, ella le miró a él en lugar del paisaje y él comenzó con la verdad, le contó la verdad, había amado con locura a Gia, demasiado, planeaba casarse y amarse hasta el final de los tiempos y Owen le había quitado eso. Él no filtró nada a la prensa y no hizo falta que lo dijera para saber que ella fue quién dio la noticia, la mujer tenía algo que les enloquecía, sabía cautivar y lo usaba a favor. Era una mujer espectacular, una actriz reconocida, rubia y con un cuerpo bastante escultural y esculpido, la mujer tenía unos ojos increíblemente verdes y llamativos y una sonrisa que haría a cualquiera detenerse color para disfrutarla, inspiraba bondad e inocencia. —Sebastian, quiero mi libertad. —¿Olivia, después de lo que acaba de pasar entre nosotros? —Sí, yo merezco ser feliz. Merezco que me respeten. Puedo vivir con que no me
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