25. Vivamos como podamos, pero vivamos
Todo a mi alrededor está oscuro, caigo y caigo en este extraño lugar; mi cuerpo no reacciona y mucho menos puedo abrir mis ojos. Una sensación de paz me invade, siento que floto como si mi cuerpo no pesará absolutamente nada. —¡Abril! ¡Abril!— Escucho a lo lejos, es su voz... —¡Por el amor de Dios, despierta!— Sigue diciendo. Se que me sigue hablando, pero no puedo entender lo que me dice. Un fuerte golpe en mi pecho me hace salir del lugar donde estoy —¡Que te despiertes te digo!— Su suplica me conmueve y por primera vez quiero abrir mis ojos, pero no puedo por más que lo intento. —¡Tú no...!— Me grita. El peso en mi pecho nuevamente hace que mi cuerpo reaccione —Te lo suplico— lo escucho d
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