Amanezco enredada a su cuerpo en la cama de esté yate y de inmediato inhalo absorbiendo el aroma de su piel, «es adictivo...»
—Buenos días— Me dice con sus ojos aún cerrados.
—¡Estás despierto! — Le reclamo dándole un pequeño golpe sobre su pecho.
Todo a mi alrededor está oscuro, caigo y caigo en este extraño lugar; mi cuerpo no reacciona y mucho menos puedo abrir mis ojos. Una sensación de paz me invade, siento que floto como si mi cuerpo no pesará absolutamente nada. —¡Abril! ¡Abril!— Escucho a lo lejos, es su voz... —¡Por el amor de Dios, despierta!— Sigue diciendo. Se que me sigue hablando, pero no puedo entender lo que me dice. Un fuerte golpe en mi pecho me hace salir del lugar donde estoy —¡Que te despiertes te digo!— Su suplica me conmueve y por primera vez quiero abrir mis ojos, pero no puedo por más que lo intento. —¡Tú no...!— Me grita. El peso en mi pecho nuevamente hace que mi cuerpo reaccione —Te lo suplico— lo escucho d
No ha habido fuerza humana que hiciera que Bautista me dejara quedar sola en el hotel. Así empapado como esta, se ha puesto una sudadera, una gorra y lentes de sol para que nadie supiera que quien estaba viniendo conmigo era el famoso director de cine; en mi opinión así llama más la atención, pero no es algo en lo que nos vayamos a poner de acuerdo. Lo veo entrar al baño mientras me quitó mi ropa que también está empapada y ver la manera que esos pantalones se le pegan al cuerpo al igual que su camiseta es él delirio de cualquier mujer. El reloj me esclaviza de mis responsabilidades. Tener que levantarme de está cama dónde hemos pasado todo lo que nos quedaba del día dejando que nuestros cuerpos hablen por nosotros me cuesta mucho trabajo —Debo regresar a Madrid— le digo plantándole un último beso mientras me levanto de la cama.Sus manos toman las mías y me jalan para que caiga nuevamente sobre la cama —¿No nos podemos ir de vacaciones ahora?— Pregunta como niño chiquito. Tan solo quedan horas para que comiencen esas tan prometedoras vacaciones, parecía que los días y las horas no pasaban más. Mis maletas están listas y con la única intención de inquietarlo un poco más a Bautista, le tomo una foto al equipaje. Estos días me ha vuelto loca, me ha escrito tantos mensajes que ya he perdido la cuenta de cuantos han sido.//Yo tengo todo listo ¿y tú?// Bautista conduce el auto que alquilamos por las calles de Capri mientras que mis ojos no dejan de apreciar la bellísima vista de este lugar. Jamás creí que esta isla podría ser tal y como se ve en las fotografías, las montañas y el mar se encuentran bajo un sol radiante que hace ver todo mucho más hermoso. —Te as27. Provocaciones a la distancia
28. ¡Que empiece la aventura!
29. Haz lo que quieras conmigo...
“No tienes ni la más mínima idea del esfuerzo sobrehumano que estoy haciendo por no enamorarme de ti....” sus palabras retumban en mi mente intentando entender lo que me dice. Cuidadosamente sale de mi y se acuesta a mi lado, acaricia mi cabello sin dejar de mirarme, y no sé muy bien cómo reaccionar, pero en este momento no siento que deba huir de él. —Me confundes...— Le confieso posando mi cabeza sobre su pecho, acaricio su pecho contemplando cada uno de sus hermosas y sexy pecas,no puedo ni siquiera mirarlo en este momento.
—Que te parece si vamos a cenar— Me propone al ver que no me muevo de la cama. Giro mi rostro para observarlo y no puedo evitar reírme ya que desde que hemos llegado al hotel no hemos salido de esté cuarto.—¿De que te ríes?— Me pregunta contagiándose de mi risa. Me acuesto de lado para estar más cómoda y apoyo mi cabeza sobre mi mano.
Entramos al restaurante después de recorrer las tres calles que lo separan del hotel en absoluto silencio, aunque no nos dejamos de mirar un solo instante. Creo que nos entendemos muy bien y sabemos que es mejor tener una conversación tranquila mientras disfrutamos de las delicias de la comida italiana con el hermoso paisaje que nos rodea. El mar, las montañas y la luz de la luna reflejada sobre el agua me dejan sin palabras; es un paisaje de ensueños, pero se ven amenazados cada vez que esos ojos azules me miran como lo están haciendo ahora. —¿Que tanto me miras? — Le pregunto con nerviosismo y una pequeña sonrisa que refleja mi estado de ánimo dibujada en mi rostro.
Último capítulo