Todos me saludan, se presentan y me dan la bienvenida, a los gemelos los tengo uno a cada lado, me están dando referencias, buenas, de cada empleado que se presenta. Desde que entré a la sala con mi tío, sentí la mirada de alguien en especial, una chica, la cual se acerca a mí, es la última en presentarse. —Señorita Diana, un gusto conocerla en persona —¿Persona? Enarco una ceja—, mi nombre es Elena. Me extiende su mano la cual no tomo, solo la veo y me quedo como un tempano petrificada, Tiziano, me vuelve a la realidad con un golpecito en el hombro, me doy cuenta de que sus ojos están viéndome extrañada, la estoy dejando con la mano extendida, reacciono y tomo su mano dándole una sonrisa muy poco convincente, una sonrisa nerviosa. —Elena, mucho gusto. —digo estrechando su mano, una mirada de alivio llega a sus ojos. —¡Usted es una genio! Nos facilitó mucho los datos estadísticos desde que propuso el sistema de datos Galcor —frunzo el ceño—, sí, así le llamó el de informática por s
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