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Todos los capítulos de Todo de ti: Capítulo 1 - Capítulo 10
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1. Besos en la noche
Thiago La villa debe tener al menos mil quinientos metros cuadrados y no menos de trescientos años. No me es difícil calcularlo a ojo porque después de todo soy dueño de una constructora. Para el mundo es una maravilla arquitectónica, pero a mí no me roba el aliento. Soy un hombre de cifras, inversiones y análisis de riesgos, si he de admirar alguna belleza, prefiero que venga en forma de mujer. No me malentiendan, no soy un mujeriego. Fui criado por una madre soltera que me enseñó con el ejemplo el valor de una buena mujer, así cada una de las mujeres que han pasado por mi vida han sido valiosas para mí, aunque lamentablemente no todas han sido buenas. 
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2. Una habitación con poca luz
Layla Sus últimas palabras me vienen a la cabeza y siento que no puedo controlar la respiración. Me he sentido impotente tantas veces en mi vida que ya debería estar acostumbrada, pero esta es definitivamente la peor de todas. Siento su brazo alrededor de mi cuerpo y ni siquiera tengo fuerzas para asustarme por que un desconocido está abrazándome… o controlándome. Ya no sé. Me duele el alma, el corazón, la mente… todo menos esa mano que hasta hace unos segundos sostenía un pedazo de vidrio y me hacía sentir que, al menos si me hacía daño, era algo que yo podía controlar.   Sabía que
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3. Las palabras precisas
Thiago Me despierto cuando muevo mi mano sobre la raída superficie del viejo sofá y siento que me falta algo… pero ¿qué…? — ¡Layla…! — me siento de golpe y miro a todos lados mientras mis ojos se adaptan a la semipenunbra. Sigo desnudo, y ella no está por ningún lado. Se ha ido y no sé por qué, pero lo imagino. Después de todo lo que ha pasado en la noche, mis labios se curvan en una sonrisa. Me siento con los codos en las rodillas y las manos en la cabeza, tratando de acomodar un poco el cabello que ella ha despeinando a voluntad, y pensando que es imposible estar más impresionado de lo que e
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4. Moneda de cambio
Layla Son las ocho de la mañana y no paro de dar vueltas en la cama. No he podido dormir en toda la noche y tengo una sensación de intranquilidad que me dice que no estoy haciendo lo suficiente. Ayer, justo cuando dieron las cuatro de la tarde, el mayordomo anunció que Thiago D´cruz había estado esperando por nosotros, pero que había salido pocos minutos después sin decir nada. Doy las gracias mentalmente, porque esta no sea la forma en que debo enfrentarlo por primera vez después de lo que pasó entre los dos. Hablar delante de mi padre hubiera sido desastroso, sobre todo porque espero ver sorpresa en los ojos de Thiago, no quiero creer
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5. Dime que no te gusta
Thiago — ¿Layla? — la llamo pero tarda en reaccionar. Está embebida en el fuego de la chimenea como si estuviera  a punto de lanzarse dentro. No imagino la maraña de emociones que ha tenido hasta ahora pero yo estoy igual, aunque me he esforzado demasiado por ocultarlo. Tenía esta noche perfectamente planeada hasta que la vi buscándome como una loca por los pasillos de la mansión Worcester. Esperé un escándalo de su parte y en lugar de eso sólo se aferró a mi cuerpo como si acabáramos de despertar en el mugroso sofá donde
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6. Mañana
Layla Mis manos están apoyadas en el espejo de pared, marco el cristal con mi sudor y un poco con mi aliento cuando acerco mi frente a él para tener algún otro punto de apoyo. Me tiemblan las piernas y no logro recuperarme. Rio, lloro, ya no sé lo que hago. Acabo de tener el orgasmo más estremecedor en la historia de mi vida y viene a provocármelo la brutalidad de un hombre. Tengo que tener la jodida autoestima en el piso para que me haya gustado tanto aunque me maltratara abiertamente, pero es justo como le digo: me odio, siempre lo he hecho. He vivido con el estigma de ser mujer cuando el Duque de Richmond necesitaba un hijo varón, así que “no ser suficiente” ha sido parte de mi día a día desd
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7. ¿Quién eres?
Thiago El silencio, que tantas veces me ha traído la paz en lugares como este, ahora de repente me resulta abrumador. He estado más de una hora apoyado en la puerta del baño, pensando, esperando que Layla salga porque las cosas no pueden quedar así. Ya me he dado todas las bofetadas mentales que podía, ahora sólo faltan la reales y esas me las merezco todas. Lo bueno del silencio es que puedo pensar. Yo no soy este hombre y no estoy dispuesto a convertirme en él ni siquiera para darle el gusto a mi padre. Sé que soy egoísta queriendo que me quiera, que me ace
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8. Lección número cinco
Layla No puedo evitarlo. Mis ojos viajan hasta la nota que Ana le pasa a Thiago y Leo las palabras que hay escritas en ella. No me sorprende en absoluto que mi padre haya mandado a preguntar eso, honestamente ya pasó mucho tiempo desde que su falta de humanidad dejó de sorprenderme. Pero el rostro de Thiago es un poema. Entruja la nota en la palma de su mano y yo sostengo esa mano, la abro, saco el pedazo arrugado de papel y lo echo a un lado mientras atrapo su cara y lo obligo a que me mire. — Lección número cinco, D´cruz: No permitas que nada te afecte. Paso por su lado y me voy a la habitaci&oac
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9. Lección número seis
Thiago. Estiro las piernas, hablo un poco con Oleg, el ingeniero civil responsable de todas las reformas que estamos haciendo a esta oficina para echarla a andar, y doy un par de vueltas intentando olvidar el hecho de que Layla está feliz. No me malinterpreten, no es que yo quiera que esté triste, pero es que su felicidad me lleva a dos problemas: el primero es que no la conozco, creo que nunca me di tiempo de verdad para eso, no logro reconciliar esta mujer completamente absorta y entregada al trabajo con la mujer frívola y prejuiciosa que me llamó “bastardo” sin pelos en la lengua. El otro problema es que se ve demasiado bonita. Bonita en el maravilloso sen
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10. Yo tengo tantas ganas como tú de que...
Layla Siento que mi pecho se quema y no es precisamente por el café. Sus palabras son tan sencillas que no puedo creerlas, pero hacen eco en mi interior y por alguna razón que no comprendo bajan hasta mis bragas. — Bien, pues la mayoría ha votado. Son las palabras menos sexys del mundo, pero me excitan de una manera que no puedo evitar, porque significan que mi opinión el relevante para él. He tenido que pensar muy bien en cómo diría cada palabra de mis argumentos para no comprometerme. Hay cosas que nadie, absolutamente nadie sabe ni deben saber sobre mí, y n
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