Aitana no sabía precisamente qué estaba pasando por la cabeza de Carlo, ni la de Hans ni la de nadie, pero sintió alivio cuando se vio encerrada de nuevo en el baño. Estaba mareada y se sentía débil, pero era mejor que estar con Hans y con su madre.Sabía que Carlo no se quedaría tranquilo sabiendo que estaban en peligro, así que solo tenía que esperar, solo tenía que esperarlo. No había pasado ni una hora cuando el escándalo afuera la hizo levantarse llena de esperanzas. Pero cuando la puerta se abrió de par en par, la persona que entró fue la que menos esperaba.Hans la tomó el brazo con fuerza, lastimándola, y la sacó del baño.—¡Recoge todo, nos vamos! —exclamó mientras miraba a todos lados como si estuviera loco.—¿Qué…? ¿Mi madre…? ¿El dinero&hell
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