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CAPÍTULO 41
—Corre. Aquella era una palabra simple y estaba llena de agresividad, de odio y de un resentimiento infinito. Y se escapaba entre los dientes apretados de Ilenia como si fuera veneno. Habían ido al primer banco que tenían cerca del motel y el mismo gerente los había recibido en sus oficinas al saber que iban a hacer dos depósitos millonarios. Varios asesores internos se habían acercado para ayudar con los trámites, y en el mismo segundo en que el primer fajo de billetes había sido ingresado a la máquina de contar, la sonrisa del gerente general pareció atornillarse a su cara. Hans estaba demasiado entusiasmado o estaba demasiado loco para darse cuenta, pero a Ilenia no le pasó desapercibido aquel gesto, y en el mismo segundo en que un par de hombres de traje entraron en el banco se dio cuenta de que todo estaba perdido. Habían cometido un error. Miró los billetes desparramados entre un escritorio y cuatro máquinas de contar, y se dio cuenta de que ya
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CAPÍTULO 42
Aitana no sabía precisamente qué estaba pasando por la cabeza de Carlo, ni la de Hans ni la de nadie, pero sintió alivio cuando se vio encerrada de nuevo en el baño. Estaba mareada y se sentía débil, pero era mejor que estar con Hans y con su madre.Sabía que Carlo no se quedaría tranquilo sabiendo que estaban en peligro, así que solo tenía que esperar, solo tenía que esperarlo. No había pasado ni una hora cuando el escándalo afuera la hizo levantarse llena de esperanzas. Pero cuando la puerta se abrió de par en par, la persona que entró fue la que menos esperaba.Hans la tomó el brazo con fuerza, lastimándola, y la sacó del baño.—¡Recoge todo, nos vamos! —exclamó mientras miraba a todos lados como si estuviera loco.—¿Qué…? ¿Mi madre…? ¿El dinero&hell
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CAPÍTULO 43
Carlo no era capaz de describir el terror que se había acendrado en su alma al ver a Aitana en aquella cornisa. Solo dio gracias a Dios que tuviera la entereza suficiente como para distraer a Hans. Le importó muy poco que lo besara, solo que le diera el tiempo para alcanzarla y ponerla a salvo.Tampoco pudo describir la sensación de paz cuando la tuvo entre sus brazos, a salvo, con una barrera de hombres entre ellos y el psicópata de Hans. La dejó ocultar la cara en su pecho y la abrazó con fuerza mientras lo miraba. No iba a dejar que la tuviera nunca más, que la asustara nunca más.Pudo ver la determinación en sus ojos, era un hombre enfermo después de todo, y ninguno de sus hombres logró alcanzarlo antes de que saltara. Cuando el cuerpo de Hans chocó contra una de las camionetas estacionadas abajo, Carlo sintió que el el cuerpo de Aitana se relajaba por completo.Le ech
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EPÍLOGO
Epílogo —¿Estás lista para esto? —preguntó Carlo dos días después, tomando la mano de Aitana mientras entraban en la estación de policía.—Sí. Tengo que terminar con esto de una vez —declaró Aitana armándose de valor. Hans había sobrevivido a la caída, pero por más que los médicos habían intentado ayudarlo, había quedado inválido. Ya no sería una amenaza para ellos, pero Carlo había preferido que se quedara en una institución donde pudieran cuidar de él como lo necesitaba.Por otro lado, solo por estar en un escándalo que involucraba a los Di Sávallo, el Colegio de abogados le había retirado la licencia para practicar, pero lo que sucediera con él, dependía de lo que Aitana quisiera hacer.El jefe de la estación,
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