Después del divorcio, me hice millonaria
Adriana Sánchez se casó con la familia Vargas no por la riqueza y la prosperidad, sino por amor.Pero una vez divorciada, se convirtió en la burla de toda la ciudad. En la oficina del registro civil, la última vez que se enfrentaron como marido y mujer, Omar Vargas se mantuvo frío:—Recoge la compensación por el divorcio, desaparece y no pienses en volver a casarte conmigo.Adriana se puso gafas de sol, sonrió ligeramente y dijo en el acto:—Nunca volvería a casarme contigo, ¡quien lo haga será un perro!¿No sería genial ser una soltera adinerada y hermosa?Con el tiempo, tuvo éxito en su carrera, tuvo innumerables pretendientes y heredó una fortuna de miles de millones.Pero un día, en medio de la noche, recibió una llamada:—Adriana.—¿Quién es?—Guau guau.
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