Amor tardío: Reconquistando a la esposa
Para Nina, esos tres años de matrimonio solo le mostraron lo despiadado e insensible que podía ser Sergio.
En estos días, él no solo la trataba como si fuera una mierda, sino que la despreciaba y humillaba constantemente, mientras mantenía a una amante que no se apartaba de su lado.
Parecía haber borrado de su memoria aquellos tiempos en que la adoraba y la cuidaba como su más preciado tesoro.
A pesar de que Nina aguantó todo por amor, estos tres años de paciencia y espera no lograron que él reconsiderara su actitud. Al contrario, ¡su odio hacia ella se había vuelto más descarado!
"Hay amores que están destinados a ser pasajeros", se dijo Nina, tratando de encontrar paz.
Sin embargo, justo cuando ella había encontrado la fuerza necesaria para firmar los papeles del divorcio y liberarse de esa prisión emocional, ese hombre sin sentimiento alguno se aferraba a ella con desesperación.
—Nina, eres la única mujer que quiero en mi vida. Te he amado durante diez años y si piensas que te voy a dejar ir, estás completamente equivocada.
—Por favor, señor Vargas —respondió ella con una sonrisa irónica—. Tenga un poco de dignidad. Si va a mentir, al menos invente algo más convincente.
Con los ojos cristalinos y la voz quebrada, él insistió: —No es en serio ninguna mentira. Han sido diez años, y lo que siento por ti nunca ha cambiado ni en lo más mínimo.
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