Lo que Sucede en el Asiento Trasero
Cuando la «mejor amiga» de mi novio, Mariana Ortega, volvió a subirse al asiento del copiloto, no armé un escándalo ni discutí. Simplemente me fui, sin protestar, al asiento trasero junto a su buen amigo, Sebastián Vega.
Mientras el auto se avanzaba con suavidad, mi rodilla rozó el muslo firme y tenso del hombre que tenía al lado.
Intencionalmente, no retiré la pierna, y él tampoco se movió.
A mitad de camino, nos detuvimos en una estación de servicio, en donde Mariana insistió en que mi novio, Ángel López, la acompañara al baño.
En el momento en que la puerta del auto se cerró, Sebastián me sujetó por la nuca y me besó. Y, mientras me dejaba llevar por ese beso apasionado, no pude evitar pensar:
Si hay algo más efectivo que condenar a un hombre infiel, es volverse una, y pagarle con la misma moneda.
Eso, sin duda, es verdadera sabiduría.