fantôme

~Sara dedicou dez anos de sua vida a Rodrigo Montenegro, seu marido~ — Gritar não resolverá nossos problemas, só me irrita, Sara. — Tudo te irrita — retrucou farta de lutar por aquele casamento. — Queria nunca ter me apaixonado por um egocêntrico sem sentimentos... Te apagar para sempre do meu coração... Nem terminou de descarregar sua raiva e frustração quando, ao passar sobre uma poça d'agua, o carro derrapou. ~Tempo que um acidente apagou de sua memória~ Assustou-se e afastou a mão ao ver, em pé ao seu lado, um desconhecido alto e de porte imponente. — Ainda zangada? — Ele deslizou os dedos pelo cabelo curto, o tom seco evidenciando o desagrado com a atitude dela. — Sara, vamos parar com essa briga estúpida. — Não sei do que o senhor esta falando. Nem te conheço. ~Em busca de respostas, resgata antigos relacionamentos~ — Há quanto tempo. — Mantendo as mãos na cintura dela, ele a olhou de cima a baixo com interesse. — Está muito bonita. — Obrigada. — Sara sorriu acanhada. O tempo foi generoso com Robson, seu ex-namorado estava mais másculo, bonito e charmoso. ~Enquanto cai de amores, novamente, pelo marido~ — Nunca cansarei de fazê-la minha, Sara — Rodrigo confessou acariciando a face dela. Sara não se lembrava de ninguém a ter devorado daquela forma. Aquele, definitivamente, era um bom motivo para ter se casado com ele, pensou em meio à névoa de paixão que envolvia sua mente e corpo.

Su mirada me hipnotizó. Su sonrisa refleja madurez y diversión. Y lo que llamó más mi atención fue su inteligencia cautivadora. Pero... Existe un dilema el cual me impide conquistarla. Pero no me impidió enamorarla después del matrimonio.

—Así, Anna, así… —gimotea el hombre con ojos claros. El pelinegro me jala hacia él para sentirme más a fondo. Un beso en mi cuello me hace perder el control. Gael gruñe fuerte—Te amamos… Te amamos...—y yo en realidad también los amo a ellos; aunque alguno de los dos me oculte un secreto, que tarde que temprano terminaré por descubrir.

"Eu não pedi para que se casasse comigo, vá embora e me deixe em paz!“ — Maria Eduarda disse pausadamente, enquanto segurava uma tesoura debaixo da mesa da máquina de costura. Virando as costas, ela soltava o ar com força comprimindo os lábios, apertando a peça que estava prestes a cortar. Maria Eduarda havia o rejeitado há quatro anos, só que agora, Maicon havia sido aquele escolhido para casar com ela, que tentava dia após dia, fazê-lo se arrepender, sem sucesso. “Deixá-la agora seria desperdício, não me desfaço de nada que possuo, fique ciente!“ — ele a puxou de repente, fazendo com que a tesoura ficasse pendurada na ponta de seus dedos. “Pra me possuir vai precisar de muito mais do que ter o meu corpo..." — sussurrou enquanto sentia a tesoura ser derrubada com facilidade por ele. “Isso é o que vamos ver... até o diavolo tem medo de mim, italiana!"

Me deslicé bajo sus brazos, buscando un lugar seguro para respirar. Noté una sonrisa juguetona en sus labios, pero decidí ignorarla. — ¿La transformación va a doler? - Bajé la mirada y pregunté en susurro. — Primero, tus huesos comienzan a romperse, arrojándote al suelo. — Sus ojos estaban cerrados. — Luego, densos pelos crecerán por todo tu cuerpo. El alargamiento de las extremidades, considero que es la parte más emocionante del dolor.— El Alfa bromeó con un destello de lengua antes de continuar. —Después viene el acortamiento del hocico y el desarrollo de garras y colmillos afilados. — ¿Me volveré irracional? - Cubrí mi boca, intentando controlar el nudo que se había formado en mi garganta. — ¿Cómo lo controlas tú? Riendo, él ya había llegado a mí y me atrajo hacia él, clavando sus garras no muy profundamente en mi cadera, lo que provocó un gemido de dolor. Retiró las garras, dejando solo una larga, y volvió a mi barbilla, rasguñándola y recogiendo una gota de sangre. Lamió y sonrió. — No te preocupes, estaré aquí durante todo tu juicio. —¿Para asegurarte de que muera?— Con lágrimas en los ojos, di unos pasos más hacia el peligroso juego de él, notando que su respiración estaba un poco más agitada. — Me recuerdas mucho a ella. — Murmuró, presionando su frente contra la mía. — Para asegurarme de que tu transformación no se salga de control y para presenciar la elección de la divinidad. — Con más presión en mi frente, me obligó a dar algunos pasos hacia atrás con dolor.

Kathy é uma jovem garçonete que não tempo para o amor, e sequer pensa em relacionamentos. Todo seu tempo é dedicado ao trabalho e em conseguir dinheiro para custear o tratamento da mãe doente e cuidar do irmã pequena Jeff Sparting é CEO de uma das maiores empresas de arquitetura do país, workcalic assumido, dedicou todo o seu tempo e energia para fazer o nome da empresa da família decolar. Mas tudo isso custou o seu casamento com a mulher que ama. Ela precisa de dinheiro. Ele precisa reconquistar a mulher que ama.

“¿Alguna vez te han dicho lo asquerosa que eres?” Esa fue la frase que acabó con la poca autoestima que me quedaba, que no era demasiada tomando en cuenta todo por lo que había pasado desde niña; pero justo en ese momento terminó derrumbándome por completo. Y no es que la hubiera escuchado por primera vez, pero ese día terminó siendo uno de los peores de mi vida, cuando aquella ruin locución, salió de la boca de la única persona que nunca me había menospreciado. Tal parece que no fue lo suficiente como para destrozarme la vida y prefirió asegurarse, haciéndolo justo frente a todos, en mi fiesta de cumpleaños número dieciocho. ¿Podría haber algo más vergonzoso que eso? Pues si… Las risas y las burlas que siguieron a esa triste y devastadora escena, llenaron el espacio, haciéndome imposible respirar. Podía ver sus caras llenas de desprecio y satisfacción por lo ocurrido, como si el maravilloso plan hubiera sido todo un éxito. Me aferré con fuerza a mi vestido floreado, el que mi abuela me había comprado especialmente para esa ocasión. Di varios pasos atrás, tratando de ponerme a salvo de la crueldad que irradiaban, pero todo fue en vano cuando mi espalda tocó la pared de aquel salón. Entonces supe que ya era imposible escapar. Todo lo que pasó después, aún me atormenta en mis noches de sueños, o de insomnio, según sea la caso. Y sé que debería sentirme mejor después diez años, pero no es así. Hoy, con veintiocho años, continúo llevando dentro de mí a aquella joven insegura y torpe de la que todos se burlaban, con la diferencia que ahora sí sé diferenciar a las personas que realmente me quieren. O eso creí, hasta que nos encontramos nuevamente y todo volvió a repetirse.

Así comenzó la pesadilla en la víspera de mi parto, cuando la amante de mi esposo me envió un video de sus encuentros apasionados. Las imágenes de Hugo con su amante, desatando pasión en una habitación de hotel, provocaron mi parto prematuro y la trágica pérdida de mi bebé. Hugo, entre lágrimas, me rogaba perdón, sin saber que yo ya había descubierto su plan para despojarme de todo mediante una intrincada conspiración financiera y su incluso más oscuro intento de acabar con mi vida. Mientras lo abrazaba, devastada, pensaba: «Hugo García, si no quieres divorciarte, tendré que enviudar.» En esa oscuridad, surgió Sebastián Cruz, el príncipe azul de la Ciudad de México. Aunque todos me veían como una flor marchita, fue él quien, contra todo pronóstico, se enamoró de mí y, paso a paso, me sedujo hasta conquistar mi corazón.

La noche antes de mi boda, presencié la infidelidad de mi prometido, Gaspar Alvarado, con mi mejor amiga, Melina Velázquez. En una sola noche, fui traicionada tanto en el amor como en la amistad. Para vengarme, tuve un encuentro apasionado con su jefe, Armando Gómez. Con el fin de convertirme en la mujer de Armando, hice trampa para quedar embarazada de él, utilizando este hecho como una forma de obligarlo a casarse conmigo. Aunque ahora soy la esposa de un magnate, la realidad no es tan glamorosa como había imaginado. Quiero divorciarme, pero él, de manera dominante, me declara: —Jazmín Duarte, en esta vida solo serás mía, no pienses en escapar.

Belinda nunca poderia imaginar que a noite que deveria marcar um futuro brilhante se transformaria em um pesadelo devastador. Enquanto luta para sobreviver entre as ferragens retorcidas do veículo, ela vê, com um misto de desespero e incredulidade, seu marido Liam Beaumont fugindo com sua amante nos braços, ignorando seu grito de socorro. Sentindo o sangue escorrer por suas pernas, Belinda segura seu ventre de doze semanas, temendo pela vida de seu bebê e pelo seu próprio destino. À beira do abismo, com o corpo sucumbindo à escuridão e a alma em frangalhos, Belinda faz uma promessa ardente: "Se eu sobreviver, me vingarei desse homem!" Em um último vislumbre do carro azul que leva Liam e Viviane para longe, ela grava a imagem na mente, transformando a dor em uma determinação feroz. A tragédia poderia ter sido seu fim, mas se torna o ponto de partida para uma transformação radical. Recuperando-se lentamente, Belinda emerge das cinzas com uma nova identidade e um único propósito: vingar-se de Liam Beaumont e todas as mentiras que ele representava.