Capítulo 23
Quise soltar mi mano, pero él me agarraba con tanta fuerza que no quise correr el riesgo de intentarlo. Solo pude mirarlo con indiferencia y decir:

—Suéltame que no voy a disculparme.

David me miró, molesto.

—¿Con que no vas a disculparte? ¿Entonces prefieres ir a la cárcel?

Él siempre había pensado que lo de la piscina fue un accidente. No fue hasta que Valentina empezó a gritar sobre llamar a la policía que se enteró de que supuestamente yo había empujado a Luna.

—¿Sabes que casi matas a Luna?

—¿Por qué, después de que te prometí tantas veces que no tengo nada con ella, sigues insistiendo en hacerle el mal a ella? ¿Por qué la empujaste al agua?

—Esmeralda, ¿puedes dejar de ser tan cruel? ¿No puedes tener un poco de respeto con Luna?

Una vez más, tal como describí en mis diarios, sin importar lo que ocurriera entre Luna y yo, él nunca investigaba. Siempre asumía que era mi culpa y me decía que soy cruel.

Igual que mis padres y mi hermano. Desde que Luna llegó a nuestra casa, cualquier
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