Isabella se quedó sentada pensativa, ya tenía todas las pruebas para acusar a la familia Ortega, pero por qué sentía que había algo más, se quedó pensando por unos minutos más de tiempo. Sacándola de su asimilación, una llamada entró a su móvil, era la abuela de Sebastián, qué días antes la había invitado a visitarla. Después de salir del café, le pidió al chofer que la llevara a Villa a las rosas, donde temporalmente se quedaba la abuela de Sebastián. Mientras dudaba en bajarse, alguien tocó a la ventanilla del auto sacando la de sus pensamientos. “Señorita Fernández La señora la está esperando”. “¡Bien, Espéreme un momento!”. Isabela aceleró sus movimientos, ella siguió a José Morales, el mayordomo de la Villa, a través de un pequeño camino había una puerta en la cerca, José abrió la puerta y la dejó pasar primero. Isabella se sorprendió un poco, pues había grandes árboles rodeando el amplio patio, los arbustos estaban bien recortados y todo tipo de flores Estaban pla
Una sensación de asfixia en el pecho la dejó sin aliento, por alguna razón se había quedado dormida en la bañera, su cuerpo se había deslizado hacia abajo y el agua alcanzando su nariz. Se sentó de golpe, y salpicando agua por alrededor de toda la bañera, sus manos se aferraban fuertemente al borde de la bañera mientras respiraba con dificultad. Sentía que el agua de la bañera aún estaba caliente, lo que le indicaba que no había dormido mucho tiempo. A pesar de eso, el recuerdo de lo que acababa de suceder la hizo salir de la bañera, se puso de pie bajo la ducha para enjuagarse brevemente, luego se puso la bata blanca que había dejado lista la empleada. Aunque era bastante alta para una mujer, pata aún le quedaba grande y suelta, apenas cubriéndole su pecho. Después de la ducha, sin pensarlo mucho, Encontré un secador de pelo en el armario fuera del baño. Su cabello, que no había cuidado en mucho tiempo, todavía tenía su color natural. Debido a que siempre llevaba el cab
Delante de ella había una mano hermosa y encantadora, incluso podía sentir el calor que provenía de esa mano al tocar su cara. Inhaló el aire frío, y echó su cabeza hacia atrás. Al mismo tiempo, alzó la vista, encontrándose de pronto con la mirada de aquel hermoso hombre. Esos claros ojos, había una mezcla de ternura y amor y deseo. Sebastián retiró su mano, Y puso su rostro en expresivo. “¿ya despertaste?”. “¿tú, por qué estás aquí?”. Sebastián no respondió, sus ojos sonrientes suavemente debajo de su barbilla. Su mirada era Cortés, pero Isabella siempre podía notar en su expresión otra intención escondida. Bajo la vista, viendo su hombro y pecho desnudo. Su hermoso rostro se sonrojó de repente con timidez y confusión. Rápidamente, se subió la sábana, cubriéndose. Entonces, se sentó de golpe. Todo su ser retrocedió inconscientemente, y de repente perdió el apoyo detrás de ella, cayendo hacia atrás. En ese momento, Isabella solo podía sentir vergüenza e impotencia.
Isabela se quedó sin palabra. ¿Por qué solo la eligió a ella? Él dijo que solo ella era compatible con él, también esas fueron las mismas palabras que usó seis años atrás. Todas las decisiones estaban Bajo su control, y ella se sentía demasiado pasiva cómo normalmente no lo era. El orgullo en sus huesos la hizo resistir inconscientemente. Pero frente a Sebastián, siempre se sintió impotente. Se arregló el cabello, tomó una respiración profunda luego la soltó pesadamente. “¿Por qué suspiras? ¿Hay algo que te molesta?”. Isabela lo miro y pensó. Él estaba parado en silencio frente a ella, su camisa blanca y cara saltaba sus atractivos rasgos, era alto y se veía muy erguido. Parecía que él estaba controlando deliberadamente su postura frente a ella. “¿En qué estás pensando?” Le preguntó Sebastián nuevamente, al ver a Isabela mirándolo sin preocupaciones, había un toque de frialdad en lo profundo de sus ojos. Isabella volvió en sí y desvió su mirada, su voz era un p
Isabella se sintió sorprendida, miraba fijamente la manzana, pero no estiró la mano para tomarla. Sebastián movió su hermosa mano pálida de nuevo y digo en voz baja: “Hemos estado hablando tanto tiempo, ¿no tienes sed?”. Elisa levantó ligeramente las cejas, tomó la taza de té de la mesa, pidió un sorbo pequeño sin decir nada. Isabella tomó cuidadosamente la manzana y accidentalmente tocó la punta de los dedos de Sebastián, sintiéndola un poco fría. “Gracias”. Bajo la cabeza y le dio un mordisco a la manzana, el sonido crujiente de la masticación era muy agradable al oído. Un Destello de luz pasó por los ojos de Sebastián, dejó el cuchillo de fruta en la mesa y recogió dos servilletas, limpiar sus largos y bien definidos dedos, sus movimientos eran muy precisos, los que demostraba que no solía hacer esto muy a menudo. Al ver que Isabella comenzó a comer la manzana, Elisa también mostró una sonrisa. Miró a Sebastián, satisfecha pero con un poco de celos. Nunca había tenido
“¡Te quiero!”.Esa breve y profunda frase resonó de nuevo. Aunque sus palabras eran suaves, consigo llevaba una fuerte autoridad y dominación, golpeando directamente a su corazón.El corazón de Isabela dio un fuerte latido. Retiró su mano y se sentó derecha.Mirando la creciente lluvia de fuera de la ventana del auto, le tomó mucho esfuerzo volver a un ritmo normal.El interior del auto estaba incompleto silencio, con la lluvia fuera, juntándose y fluyendo por la ventana, como una cortina de agua, desdibujando lentamente el paisaje interior.Después de unos minutos, Isabel habló en voz baja.“Tienes razón", debería empezar de nuevo. Felicitaciones, te has convertido, en el primer hombre en mi nueva vida.Sebastián frunció el ceño: “Dilo de otra manera. No el primer hombre, sino el único”.Isabella apretó sus manos frente a ella.Pensó por un momento y recordó sus palabras anteriores, su corazón no pudo evitar dar un Salto.Le costaba hablar, como si se estuviera forzando a sí misma.N
Isabella pasó todo el día trabajando junto con Karina Fuente, reforzando la investigación en perfumería. Karina estaba en la oficina escuchando a Isabella hablar de una manera relajada que rara vez mostraba y estaba un poco sorprendida por escucharla hablar tan animadamente. Pensó que una persona tan seria y terca como Isabella seguramente pasaría por un periodo de desánimo y tristeza, pero después de regresar al país, Isabella se tomó un tiempo para recapacitar y ordenar sus sentimientos. Karina había preparado muchas palabras de Consuelo, y sabía que Isabella no necesariamente se comprometería a entender sus emociones. Había anticipado que Isabella estaría deprimida. Así que escucharla alegre en su tono de voz, se sorprendió, pero estaba agradecida, porque su amiga se estaba recuperando rápidamente de su problema de depresión. Aunque algunas personas no entiendan la verdad, cuando las cosas le suceden a uno mismo, Nadie puede manejar las emociones por uno. “Aunque quiero que t
El piso treinta y ocho era el espacio exclusivo de la gerencia presidencial y nadie podía entrar. En el ascensor, Zoe se dio cuenta de que Isabella no había pulsado el botón del ascensor. Soy se acercó a Isabella y pulsó el botón del piso más alto del edificio, el número treinta y ocho. Luego, sonrió y miró a Isabella con un toque de desafío en sus ojos. Isabella sabía del odio que sentía Zoe hacia ella, no descartava la idea que Zoe tenía hacia ella, ella quería desapareserla quería verla muerta, pero no le daría ese gusto. él solo hecho de que ella estuviera viva a Zoe se le revolvía las tripa y le daba digestión así que no le daría ese gusto, se mantendría viva y por su mera existencia le causaba problemas digestivos a Zoe, pues se morirá, porque ella le provocaría una diarrea crónica. El piso treinta y ocho era el espacio exclusivo del padre de Isabella. Nadie podía entrar sin un permiso exclusivo del presidente de la compañía, pero ahora Isabella y su padre podían entrar y sa