En la fábrica abandonada en el segundo piso, el sonido de los teclados se escuchaba, en ese momento sonó un móvil, el hombre respondió deprisa, la llamada en la pantalla figuraba una imagen de un hombre militar con insignia de alto Rango. Sus manos las tenía atadas detrás de su espalda controlada por varios hombres, el militar se encontraba todo desaliñado, su rostro golpeado, su ropa manchada de sangre y la toalla metida en su boca. El corazón de Isabela se desgarró, conocí al hombre que tenían secuestrado, habían pasado algunas misiones juntas, ellos hablando en lengua extranjera, pero Isabella sabia lo que hablaban, al ver a los hombres sacar su arma, Isabella sacudió con desesperación la cabeza. No podía llorar, retenía sus Lágrimas con ansiedad, en ese momento se escuchó un disparo en el otro lado de la pantalla, el militar que tenían amarrado cayó al piso, Isabella intentó hablar, pero se tranquilizó, inmediatamente sabía que podía quedar expuesta su identidad. La transmisi
Minutos más tarde se escuchó el ruido de un automóvil, seguido de los sonidos de freno. El mundo entero quedó en silencio. El hombre de la silla de ruedas y sus dos subordinados corrieron hacia la barandilla mirando hacia abajo, vieron un vehículo todoterreno, estacionarse. ¿Llegó el cliente?, al menos llegó media hora antes de lo estimado. El hombre de la silla de Ruedas revisó el espacio confundido ¿dónde están mis hombres? Pero no tuvo tiempo de pensar demasiado, porque en ese momento el cliente que estaba esperando entraba en su campo de visión, estacionó el auto enfrente de la fábrica abandonada. Luego grito, ¡todos salgan del auto! ¡Abran las cuatro puertas! Si no tengo a estas tres personas fuera del auto, declaro el contrato terminado. En el asiento trasero del todoterreno, salieron tres personas. En ese momento Isabel la divisó una persona conocida, “¡Sebastián!” Cuando Sebastián mira a Isabella, su rostro palideció, y se preguntó: “¡Que está haciendo Isabella aquí!”
En ese momento crítico, los cuatro aterrizaron a salvo en el techo del todoterreno. Un subordinado de Sebastián metió inmediatamente a Isabella al auto y tomó el volante El auto se alejó a toda velocidad, menos de 10 segundos después, de que el auto se fuera, el edificio entero explotó. “¡Boom!” “¡Boom!”“¡Boom!” “¡Boom!” Cuatro explosiones sonaron, el edificio se hizo añico creando una explosión masiva expansiva.El auto, giro varias vueltas quedando de frente al edificio abandonado. Algunos de los escombros destrozaron las ventanas de los automóviles y las personas en el techo resultaron heridas en diferentes grados. En ese momento, se acercaban los vehículos militares, vehículos policiales, se escuchaban sirenas, y helicópteros volando por los aires, el escenario transmitía una épica película de policías y ladrones en cacería. Isabella iba sentada en el asiento trasero con sus manos ensangrentada. El subordinado de Sebastián conducía el automóvil.A Isabella No le importaba
Después de conducir unos cientos metros de kilómetro, el coche al fin se estacionó enfrente de la Villa. Sebastián salió del auto, y ayudó a Isabela y dijo ten cuidado, Fabio y Ryan ayudó a Sebastián a sacar a Isabella del auto, sus cuerpos parecían desmoronarse. Sebastián soportó el dolor y caminó por sí mismo, fingiendo no verse afectado para no preocupar a Isabella, pero ella vio la sangre que se filtraba entre su espalda.Isabela solo tenía una herida superficial en la frente, ya su sangre había coagulado cuando entraron a la villa. El doctor Saúl Montero ya los estaba esperando, en la sala.Sacó rápido una bolsa médico, empezando a proporcionar primeros auxilios para las heridas de todos.Al ver sus estados desaliñados no pudieron evitar sentirse desconsolados, Isabella se limpió la sangre de su frente haciéndole pensar a Sebastián que no era de gravedad.En ese momento Sebastián recibió una llamada, para informarle de la investigación en el edificio abandonado.La policía tam
Sebastián abrazaba fuertemente a la chica delgada en sus brazos, sus largas cejas que se contrajeron ligeramente. Quería bajar la vista para mirar a la chica en sus brazos, pero su barbilla chocó con la cima de su cabeza. Su cabello rozó suavemente su barbilla, haciéndole sentir un poco de cosquillas. Giró los ojos, su vista cayó en la parte posterior de su delicado y largo cuello, el amplio cuello de su ropa le permitía ver su piel. Sus ojos Se volvieron gradualmente profundo; sin embargo, Isabella En sus brazos Se movió de repente, un aroma fresco flotaba desde su cuello, directamente a la punta de su nariz. Se quedó atónito por un momento. En ese momento, Isabella se movió de nuevo, sintiendo que el entumecimiento de su pierna había pasado, así que susurró: “Gracias… Estoy bien ahora…” Sebastián se sintió atraído, pero, aun así, la soltó con cuidado. Cuando vio que ella podía ponerse de pie, retiró su mano. “¿Estás bien?”, preguntó. Isabela se sonrojó ligerame
Días después, en una habitación de la villa, una Ráfaga de viento frío sopló desde la ventana, el cuerpo de Isabela tembló ligeramente, al mismo tiempo, su teléfono sonó que estaba en la cabecera de su cama. Miró quién estaba llamando, y en ese momento pensó que, solo Karina o Vanessa podían estarla llamando, Isabela suspiró y contestó el teléfono. “Karina” “Sí, lo siento, Isabella, he estado muy ocupada con el trabajo Estos días, no he podido ir a verte…” Lo sé, no tienes que preocuparte por mí. Estoy bien ahora, si no pasó nada antes no pasará nada, ahora dijo Isabella comprendiendo la situación. Una empresa de cosméticos, antes trabajaban a través de agencias de fábricas para producir, pero ese modelo de negocio siempre tenía problemas, incluyendo la fórmula del producto, el precio, la disminución de la calidad, y otros factores inciertos. Siempre había problemas, y un arranque de ira, Karina decidió establecer su propia fábrica. Ahora era el momento más ajetreado,
Isabella se quedó sentada pensativa, ya tenía todas las pruebas para acusar a la familia Ortega, pero por qué sentía que había algo más, se quedó pensando por unos minutos más de tiempo. Sacándola de su asimilación, una llamada entró a su móvil, era la abuela de Sebastián, qué días antes la había invitado a visitarla. Después de salir del café, le pidió al chofer que la llevara a Villa a las rosas, donde temporalmente se quedaba la abuela de Sebastián. Mientras dudaba en bajarse, alguien tocó a la ventanilla del auto sacando la de sus pensamientos. “Señorita Fernández La señora la está esperando”. “¡Bien, Espéreme un momento!”. Isabela aceleró sus movimientos, ella siguió a José Morales, el mayordomo de la Villa, a través de un pequeño camino había una puerta en la cerca, José abrió la puerta y la dejó pasar primero. Isabella se sorprendió un poco, pues había grandes árboles rodeando el amplio patio, los arbustos estaban bien recortados y todo tipo de flores Estaban pla
Una sensación de asfixia en el pecho la dejó sin aliento, por alguna razón se había quedado dormida en la bañera, su cuerpo se había deslizado hacia abajo y el agua alcanzando su nariz. Se sentó de golpe, y salpicando agua por alrededor de toda la bañera, sus manos se aferraban fuertemente al borde de la bañera mientras respiraba con dificultad. Sentía que el agua de la bañera aún estaba caliente, lo que le indicaba que no había dormido mucho tiempo. A pesar de eso, el recuerdo de lo que acababa de suceder la hizo salir de la bañera, se puso de pie bajo la ducha para enjuagarse brevemente, luego se puso la bata blanca que había dejado lista la empleada. Aunque era bastante alta para una mujer, pata aún le quedaba grande y suelta, apenas cubriéndole su pecho. Después de la ducha, sin pensarlo mucho, Encontré un secador de pelo en el armario fuera del baño. Su cabello, que no había cuidado en mucho tiempo, todavía tenía su color natural. Debido a que siempre llevaba el cab