Sebastián miró fijo al joven que tenía enfrente, sintió Furia y un atisbo de duda en su interior, pero sus ojos permanecieron inquebrantables. Después de todo, había ido demasiado lejos al robar el proyecto ángel dorado. Era el sustento del grupo Gallardo. Isaac se limitó a quedarse mirando. Sebastián, tomando la tableta de Isaac, le mostró la pantalla. Vio que un punto rojo se superponía su casa en el mapa. Luego pregunto ¿qué es esto? Supongo que eres la persona que pirateo, pirateo el sistema de mi empresa y robó los datos del proyecto ángel dorado. Él interpretó los gestos que tuvo el joven en la expresión como visión tácita de sus actos, una mirada gélida, su rostro se asombró. ¿Dónde está? Devuélvemelo ya. Isaac siguió su ejemplo estudiando al joven y descubrió que sus rasgos faciales se parecían a los de Sebastián, el descubrimiento le dejó boquiabierto. Dios mío, es una locura, En ese momento El joven habló: señor Gallardo, yo fui quien pirateó tus datos, levantó su
Después de esperar por un buen tiempo adentro del vehículo, Aldo se desesperó Y tomó su tableta en su tableta, tenía muchos programas, una cantidad de código corría por la pantalla, después de esperar por casi quince minutos Sebastián abrió la puerta del pasajero y le pidió que saliera. En la puerta de la villa estaba Isabella vestida con ropa cómoda para estar en casa, después que salió del hospital se había quedado por mucho tiempo en su casa sin salir cuando por fin Aldo bajó del auto camino hacia la entrada de la villa. Y al entrar se encontró con una exquisita figura, una joven hermosa, con su rostro impecable, su piel blanca como la nieve, con unos ojos encantadora sonrisa pura como un ángel. Sebastián al verle la cara de alegría frunció el ceño, se acercó a Isabella y se la presentó y dijo: Te presento a tu futura tía Isabella Fernández, respétala y trátala como a mí. En ese momento Aldo se dio cuenta de que esa joven hermosa y angelical era la futura esposa de su tío Sebas
Después que Isabella recibió la llamada se metió a su auto y se marchó, ya dentro del coche Isabella recibió una llamada, era de seguridad nacional. Señorita Fernández necesita informarle sobre la persona que se robó la información de seguridad nacional, tiene en sus manos muchos secretos de Estado e Y si los vendes estaremos en grandes problemas, la voz de la persona era tan seria, que Isabel frunció el ceño. Señorita Fernández escúchame con atención, dijo la otra parte informándole, anoche unos hackers más conocidos del mundo, interrumpieron el sistema y rompieron la Barrera de protección del Software donde se encontraba la información de personas importantes de los países internacionales. Según la información que tenemos, algunas cámaras de vigilancias relevantes también están rotos y están siendo reparadas. Y escaparon así nomás dijo Isabela, ¡ ¡Acaso pueden volar! Los ojos de Isabela permanecieron tranquilos reflejando su estado mental, señorita Fernández por favor denos la
No muy lejos, un hombre vestido de militar sentada en una silla de ruedas. Llévame un pasamontañas dificultando ver su rostro. Detrás de él, varios hombres corpulentos, también vestidos de militares, irradiaban una aura feroz y malvada. Isabella se limitó a observarlo, respiró tranquilamente y observó en silencio su entorno. El aire estaba impregnado en partículas de polvo, enfrente del hombre de la silla de Ruedas, se encontraban varios técnicos, sus dedos volaban por el teclado, todos vestidos de militares. Ella presenció cómo se filtraba información de países. Internacional. Luego un hombre habló: ¡jefe, tenemos a alguien aquí! Isabella sabía que la habían secuestrado sabiendo que no tenían información sobre ella, nadie sabía su identidad, solo se conocían por números de serie. Miró al hombre al que se referían como el jefe, y luego, con una media sonrisa y la mirada tranquila, sus ojos se encontraron. ¡El corazón de Isabel la dio un vuelco al reconocer! Pero inmediatament
En la fábrica abandonada en el segundo piso, el sonido de los teclados se escuchaba, en ese momento sonó un móvil, el hombre respondió deprisa, la llamada en la pantalla figuraba una imagen de un hombre militar con insignia de alto Rango. Sus manos las tenía atadas detrás de su espalda controlada por varios hombres, el militar se encontraba todo desaliñado, su rostro golpeado, su ropa manchada de sangre y la toalla metida en su boca. El corazón de Isabela se desgarró, conocí al hombre que tenían secuestrado, habían pasado algunas misiones juntas, ellos hablando en lengua extranjera, pero Isabella sabia lo que hablaban, al ver a los hombres sacar su arma, Isabella sacudió con desesperación la cabeza. No podía llorar, retenía sus Lágrimas con ansiedad, en ese momento se escuchó un disparo en el otro lado de la pantalla, el militar que tenían amarrado cayó al piso, Isabella intentó hablar, pero se tranquilizó, inmediatamente sabía que podía quedar expuesta su identidad. La transmisi
Minutos más tarde se escuchó el ruido de un automóvil, seguido de los sonidos de freno. El mundo entero quedó en silencio. El hombre de la silla de ruedas y sus dos subordinados corrieron hacia la barandilla mirando hacia abajo, vieron un vehículo todoterreno, estacionarse. ¿Llegó el cliente?, al menos llegó media hora antes de lo estimado. El hombre de la silla de Ruedas revisó el espacio confundido ¿dónde están mis hombres? Pero no tuvo tiempo de pensar demasiado, porque en ese momento el cliente que estaba esperando entraba en su campo de visión, estacionó el auto enfrente de la fábrica abandonada. Luego grito, ¡todos salgan del auto! ¡Abran las cuatro puertas! Si no tengo a estas tres personas fuera del auto, declaro el contrato terminado. En el asiento trasero del todoterreno, salieron tres personas. En ese momento Isabel la divisó una persona conocida, “¡Sebastián!” Cuando Sebastián mira a Isabella, su rostro palideció, y se preguntó: “¡Que está haciendo Isabella aquí!”
En ese momento crítico, los cuatro aterrizaron a salvo en el techo del todoterreno. Un subordinado de Sebastián metió inmediatamente a Isabella al auto y tomó el volante El auto se alejó a toda velocidad, menos de 10 segundos después, de que el auto se fuera, el edificio entero explotó. “¡Boom!” “¡Boom!”“¡Boom!” “¡Boom!” Cuatro explosiones sonaron, el edificio se hizo añico creando una explosión masiva expansiva.El auto, giro varias vueltas quedando de frente al edificio abandonado. Algunos de los escombros destrozaron las ventanas de los automóviles y las personas en el techo resultaron heridas en diferentes grados. En ese momento, se acercaban los vehículos militares, vehículos policiales, se escuchaban sirenas, y helicópteros volando por los aires, el escenario transmitía una épica película de policías y ladrones en cacería. Isabella iba sentada en el asiento trasero con sus manos ensangrentada. El subordinado de Sebastián conducía el automóvil.A Isabella No le importaba
Después de conducir unos cientos metros de kilómetro, el coche al fin se estacionó enfrente de la Villa. Sebastián salió del auto, y ayudó a Isabela y dijo ten cuidado, Fabio y Ryan ayudó a Sebastián a sacar a Isabella del auto, sus cuerpos parecían desmoronarse. Sebastián soportó el dolor y caminó por sí mismo, fingiendo no verse afectado para no preocupar a Isabella, pero ella vio la sangre que se filtraba entre su espalda.Isabela solo tenía una herida superficial en la frente, ya su sangre había coagulado cuando entraron a la villa. El doctor Saúl Montero ya los estaba esperando, en la sala.Sacó rápido una bolsa médico, empezando a proporcionar primeros auxilios para las heridas de todos.Al ver sus estados desaliñados no pudieron evitar sentirse desconsolados, Isabella se limpió la sangre de su frente haciéndole pensar a Sebastián que no era de gravedad.En ese momento Sebastián recibió una llamada, para informarle de la investigación en el edificio abandonado.La policía tam