—Así como escuchas, me trato como una remera— repito una vez más a Perla que está con la boca abierta y los ojos dilatados como un animal raro— Me sorprendió tanto su comportamiento Perla, es que es.
Me interrumpe— Un idiota es lo que es y punto.
—No valgo nada para él Perla, no valgo la pena— digo con pena y un nudo se forma en mi garganta.
El que no vale la pena es él— cuestiona enfadada—Que tipo de persona es, jamás te ha hablado y la prima vez que lo hace la caga— replica ella— ¿Cómo puedes enamorarte de alguien así Emerald?
Me encojo de hombro y le doy un sorbo al café— No me enamore de lo que es, me enamore de lo que yo veo. Creo que ahí está mi error.
—Lógico que ahí esta tu error, amiga, ya estás viendo el tipo de persona que es.
—Bueno, Perla que no es tan fácil sacarte a alguien que te gusta desde que eres una mocosa insolente— remarco poniéndome de pie y acercándome a la ventana que tiene mi amiga tras su escritorio que da a un callejón vacío.
Ella se echa a reír y se para a mi lado para poner una mano en mi hombro— Lo que usted tiene que hacer es salir de fiesta y acabar de tener sexo por una vez en tu vida. Estás perdiendo mucho por un machista de m****a.
—El sexo no lo es todo Perla— cuestiono dando otro sorbo de café— Eso para mí no es nada.
—Obvio que no amiga, cuando lo pruebes me dices y entonces hablamos del tema— asegura dando un golpe en mi hombro.
—Bueno voy a repartir esos informes que me distes y regreso a la hora de almuerzo— digo poniendo el vaso de café sobre su escritorio y dando un beso en su frente— Nos vemos después.
—Vale, más tarde nos vemos— responde mi beso y se sienta nuevamente en su puesto para trabajar en el ordenador.
Está mañana salí temprano de casa y pedí un taxi, hoy no tenía ganas de cruzarme con Axel y menos de hablar con él. Anoche se comportó como un idiota, rompió mi corazón un poco más de lo que estaba antes y no lo culpo, la culpable soy yo de enamorarse de un hombre que ni siquiera conoce del todo.
Salgo del edificio después de coger todas las carpetas que tengo que entregar en las otras empresas y leo la dirección que dice en el papel que me dio Perla con todo la información.
Coño y recontra coño.
La lista dice empresa "Collins" quiere decir que tendré que ir al edificio donde trabajas Axel y mi mejor amigo Scott. Pero lo que me preocupa es que no quiero cruzarme con Axel, no hoy.
Diez minutos después el chófer de la empresa me deja frente al edificio "Collins". Suelto un poco de aire y acomodo mi cabello, por si me lo tengo que cruzar al menos no parecer una loca(que es lo que soy).
—Buenos días, Señorita— saluda la chica rubia de la recepción— ¿En qué puedo ayudarla?
—Vengo a entregar unos documentos de parte de la empresa Benson— respondo muy amable regalándole una sonrisa.
—Si ya estaba informada, el secretario del director la espera en su oficina— me informa sin levantar la mirada del ordenador— Planta doce la segunda puerta a mano derecha.
—Muchas gracias— digo ante de encaminarme al elevador.
Si Dios me ha puesto las cosas difíciles en la vida sin duda hoy se esmeró, cuando menos ganas tengo de cruzarme con él, Dios me hace el favor(nótese el sarcasmo) de ponerlo en mi camino.
Al subir al elevador tocó el botón con el número doce y repito una y otra vez el plan en mi cabeza. Solo será entrar dejar los documentos y salir, no tengo que hablarle, solo saludar por educación y nada más.
Todo estará bien Emerald
Tú puedes con esto.
Las puertas del elevador se abren y dejan ver un hermoso paraíso, todo está encerrado en vidrios que dejan ver las calles del pueblo, una vista hermosa que nadie negaría, sin duda esta empresa es lujosa, aunque también esta es la planta del jefe.
A paso lento me acerco a la puerta que me indicó la recepcionista y lo veo a él. Si antes me gustaba hoy me gusta mucho más, tiene el ceño ligeramente fruncido tecleando algo en su portátil, el lapicero lo tiene dando vuelta dentro de los dedos de la mano que le queda libre, su pelo negro está algo regado señalando hacia varios lados, sus ojos que son como el carbón están fijo en lo que hace sin perder un instante la concentración y para rematar no tiene el saco del traje encima y los botones de su camisa están abiertos hasta la mitad dejando ver su pecho bien definido.
Dios mío porque me haces esto.
—Oh Emerald, pasa— me hace seña con una mano y me saca de mi estado de show
— No te fijes en el desorden, es un día algo fuerte.
—Solo vine a dejar esto— pongo las carpetas en la esquina de su mesa y me doy la vuelta para irme.
—¿Pero por qué te vas tan rápido?— pregunta poniéndose de pies— Siéntate que te traeré un café.
Mi cerebro me grita que salga de aquí corriendo, pero mi corazón me pide que me quede. Una contradicción muy dolorosa.
—No, no puedo quedarme— intento sonar segura y decidida— Tengo mucho trabajo.
Que mentirosa soy, ya no tengo nada más que hacer después que salga de aquí. Pero tampoco puedo quedarme aquí, por una vez en mi vida tengo que escuchar a mi cerebro porque muchos golpes me he dado por culpa de mi corazón.—Eres mala mintiendo— cuestiona con un poco de decepción en sus bellos ojos negros— Solo será un café y luego te vas.
Como puedo decirle que no a alguien que me gusta tanto y que pone los ojos de gatito abandonado. Es imposible y ustedes lo saben bien, así que sin pensarlo dos veces más acepto.
—Vale, no tardes aquí te espero— me siento en el sofá que tiene frente a su escritorio y saco mi móvil para revisarlo mientras el va por el café.
—No tardare— dice ante de salir de la oficina.
X'
No han pasado ni dos minutos y ya el chico está de vuelta con un café en su mano y un trago en la otra. Se ve hermoso con solo caminar llevando el vaso a su boca para beber delicadamente y luego separarlo y pasar su lengua por la comisura de sus carnosos labios dejándolos húmedos y rosados.
—Aquí tienes un Capuchino tu favorito— extiende el vaso de plástico y se sienta en a mi lado.
—¿Cómo sabes que es mi favorito?— preguntó curiosa, nunca he tomado café con él y tampoco se lo he dicho que yo sepa.
—A veces en las mañana andas con uno en tu mano— responde dando un trago de su vaso— Eso es cuando no llegas tarde.
—¿Me estás acosando?— replicó descoloca ante su confesión.
Ríe y niega con la cabeza— No me llamo Emerald, además no tengo necesidad de acosar a alguien.
—¿Dices que yo te acoso?— replico otra vez ofendida, bueno ofendida del todo no porque en parte tiene razón— Jamás acosaría a nadie.
—Bueno no diría que me acosas— asegura encogiéndose de hombro— Diría que sabes mucho sobre mí.
—Sé lo que he visto y nada más— miento descaradamente, porque sé hasta de que color es su casa.
—Ya te dije antes que no sabes mentir.
—¿Por qué piensas que miento?— cuestiono mirándole fijamente y por un instante mi cerebro solo se detiene en sus labios, en sus sexy y carnosos labios que están sobre los míos sin previo aviso tomándome de sorpresa.
Sentir sus labios sobre los míos es la sensación más extraña que he sentido en mucho tiempo, el sabor a fresa y whisky juntos se apoderan de mi cerebro. Sé que debo alejarme, pero lo único que pasa por mi cerebro ahora es que lo estoy besando, su beso es salvaje, delicioso y excitante, es uno de esos besos que te obligan a quitarte la ropa en cualquiera lugar donde estés. Se siente jodidamente bien cuando su lengua encuentra la mía y comienzan a jugar de manera divertida mientras él agarra mi rostro con su mano dejando de lado su vaso de whisky.
Sus manos se deslizan por mis muslos y suben hasta la esquina de mi falda, él constató de su piel en mi piel es exquisito, pero no puedo dejar que esto pase, siento que si sigo no podre parar y creo que ya he perdido bastante mi dignidad con solo besarlo.
—Detente Axel, que esto no es así— le empujo para quitarlo de encima de mí y salgo corriendo hacia el elevador.
—¡Emerald espera!— grita ante de que la puerta del elevador de cierre y yo desaparezca junto con ellas.
En la oscuridad del elevador me permito llorar, lloro dejando que salga todo lo que tengo dentro. Anoche lo paré para que no pasara esto y hoy le dejo que me bese, sé que me gusta, que es mi amor de infancia, pero no puedo permitir que esto suceda, tengo que darme mi lugar o solo me verá como una más del montón y si alguna vez entro en su vida quiero marcar la diferencia.
No han pasado vente minutos y ya estoy entrando al edificio de los Benson nuevamente, es la hora de almuerzo y Perla debe estar esperándome para almorzar. Al entrar a su oficina ella rápidamente corre hacia mí y me abraza, me besa en la frente y pasa su mano por mi espalda.
—¿Qué paso muñeca?— pregunta después de un rato en silencio.
—Para él solo soy una niña obsesionada, para mí él es todo y no puedo explicar lo que siento con palabras, me duele Perla— lloro entre los brazos de mi amiga como una magdalena.
—Nena, pero él no te merece y tienes que olvidarlo— me aconseja pasando su mano por mi cabello— Yo te ayudaré a que ese idiota salga de tu vida.
—Eso es difícil Perla.
—Nada es difícil si nos vamos de fiesta— asegura alejando mi cara de su cuerpo y sujetándola entre sus manos— Ese idiota será olvidado poco a poco pero será olvidado.
—Gracias Perla— es la mejor amiga del mundo, nunca me ha dejado sola y eso siempre se lo agradeceré.
—Gracias no— niega y besa mi frente— Jamás estarás sola mientras yo esté.
—Siempre seremos una para la otra— agrego ante de envolverla en un abrazo de media hora.
—Esto esta de puta madre— comenta mi amiga al bajar frente la nueva discoteca del pueblo.—¿De quién es esta disco?— preguntó con curiosidad, aquí muy pocos tiene buena posición económica.—¿De verdad no sabes de quién es?— pregunta mi amiga arreglando su vestido— Eres una pésima acosadora amiga mía.—¿Esta disco es de Axel?— replicó confundida, soy muy buena acosadora así que dudo que este lugar sea de él.—Obvio que no cariño, esto es de su hermano menor.—Bueno, Perla yo acoso a Axel no a su hermano— me defiendo con obviedad.Mi amiga ríe y comienza a caminar en dirección a la entrada donde hay una larga fila.—Buena noche, señoritas— saludo el guardia de seguridad, que por cierto está muy guapo— ¿Están en la lista?
El sol sobre mi espalda quema, anoche dejé las ventanas abiertas por algunos motivo que no recuerdo. Solo sé que llegue a casa pasada de tragos y terminé llorando por culpa de esa persona que no es necesario mencionar para que ustedes sepan de quién les hablo.En el intento de abrir mis ojos la cabeza me comienza a dar fuertes punzadas, me duele todo el cuerpo, pero no más que el corazón se los aseguro, ya estoy tan harta de que Axel me lastime en solo dos días que llevamos hablando. Quiero y debo olvidarlo porque no merece que yo sienta nada por él.Pongo un pie en suelo y masajeo mis sentidos para lograr abrir los ojos despacio, la luz es mi mayor enemigo en estos momentos, pero necesito comer algo y antes darme una ducha para quitarme este olor a vómito que traigo encima.—Buenos di…— Scott lleva una mano a su boca y se echa a reír— Pareces una bruja— sigue riendo como si mi cara fuera un payaso y no puedo evitar reí
—¡¿Estás loco?!— exclamó estupefacta ante la propuesta de Alexander.—No estoy loco— réplica con su sonrisa arrogante— Solo te estoy pidiendo que lleves a mi hermano a la fiesta de cumpleaños de mamá.—¿Cómo piensas que haré eso?— preguntó cruzándome de brazos.—Es fácil— asegura— Solo tienes que internarlo y será fácil, lo verás.—No le veo el lado fácil Alexander. Tu hermano jamás hará nada que yo le pida.—¿Qué tan ciega estás?— pregunta con ironía— No vez que le gustas a mi hermano.Río porque lo que acaba de decir es lo más absurdo que he escuchado en todo el día, aunque creo que ya Scott había insinuado algo parecido. No puedo creer que ellos piensen que le gusto a Axel, ni su propio hermano se cree eso y pretende que yo me lo crea.—De verdad, le gustas— repite el chico mirándome fijamente sin dudar de sus palabras— ¿Por qué crees que está en tu apartament
—El alcohol se acabó, pero encontré un líquido que se llama desinfectante, esto debe servir — entra Scott a la habitación sacándome un susto, que me hace volver a la realidad.Rápidamente me alejo de Axel y dejó de lado todo que iba a pasar en este momento. Me repito mil veces que no puedo hacerlo, no debo, no sé lo merece y yo me merezco algo mejor. Por más que me guste no puedo ponérsela fácil o me tomara como su juguete, y no me parece justo, porque no soy un juguete.—Dame lo limpiaré con eso— extiendo la mano y agarro el botiquín, evitó en todo momento la mirada de Axel, sé que debe estar matándome con los ojos— Mamá lo utilizaba en casa, es muy parecido al alcohol.—Bueno debes tener cuidado, puede que le haga alergia, eso dice el prospecto— dice mi amigo señalando un papelillo que sujeta en sus manos— Aunque espero que no se le infecte porque podría ponerse muy feo.—No se le infectará, sé hacer esto— m
—¡Pásame la botella Perla!— exclamó por encima de la música esperando que mi amiga extienda su brazo con la botella de whisky.—No se acabó— me regaña Scott demandante tomándome del brazo— Estás ebria y luego no podre con las dos, se acabó.—No somos tus hijas— se queja Perla dando un trago largo— Pero puedes ponerme en cuatro y darme un par dé nalgadas por romper tus reglas papito.—Con gusto, pero no ahora— asegura mi amigo intentando arrebatar la botella de mis manos, pero soy más rápida que él aun cuando estoy ebria.Esos dos siempre se tra
La alarma no ha parado de sonar, pero soy tan perezosa que mi cuerpo no me permite levantarme para apagarla, al final cuando logró extender un brazo me doy cuenta de que son más de las siete de la mañana y que voy a llegar tarde una vez más, como siempre.Rápidamente corro al baño, me doy una ducha de dos segundos, cepillos mis dientes, me pongo mi falda color mostaza, mi camiseta blanca y un abrigo color piel encima, porque el clima por acá en esta estación del año es muy frío. Después de mirar mi actuando y ponerme un poco de maquillaje para no parecer una loca(que es lo que soy) salgo corriendo para la parada del autobús, un día más sin café para no llegar tarde.No es necesario acercarme para verlo a él entre las personas que viene y van, su pelo negro como el carbón resalta entes todos o talvez es porque ya lo conozco la perfección, sus ojos color azabache están fijo en la pantalla de su móvil, trae su traje color azul como cada d
—Perla ya me voy— aviso desde el elevador.—Tranquila yo cierro todo, hasta mañana— me tira un beso y sigue mirando su ordenador.Al llegar a la planta baja todo está vacío, solo queda la muchacha de la recepción y el señor que vigila el edificio en la noche.—Hasta mañana señorita Emerald— se despide Ruby.—Hasta mañana.Salgo lo más rápido que puedo y cruzo la calle para ir hacia la parada donde me toca esperar el autobús, respiro mientras froto mis manos pensando en que es otro día más terminado y otro día más sin confesar lo que siento a Axel.Cinco minutos después que para mi son eterno llega el autobús, ya me duelen los pies como una loca de estos malditos tacones y muero del frío porque mi falda deja buena parte de mi piel descubierta, gracias a Dios aún es de día porque con la luna afuera el frío sería mayor. Subo y me quedó en los primeros asientos, por primera vez en t