Matías y Samuel se ocuparon de sus propias cosas cuando Isaac terminó. Les dedico una ligera mirada al salir. Volvió a pisar la calle. No comprendía sus propios sentimientos; pero se encontraba en una necesidad de ver ese rostro tan perfecto. Se degustaba con solo ver los gestos de despreció y se reconfortaba al saber que esos gestos los dirigía solo a él. Mientras intentaba comprender lo que pasaba por su mente, de nuevo estuvo parado frente a la casa de Sofía.
Ya era casi el medió día. Se quedó observando la entrada sin saber si ella estaba adentro o no. Por estar sumido en su mente, no se fijó en su entorno. El sol le quemaba la piel, calentándola y tornándola de un color marrón. De repente, el movimiento de la puerta lo despertó del aturdimiento. La puerta rechinó y fue revelando el cuerpo de Sofía. Lo vio por un momento sin expresión alguna, luego, sus labios se movieron - ¿Ha tomado la costumbre de quedarse frente a mi casa? - su voz era neutra. Sin enfado, lo que leUn escalofrío recorrió la espalda de Isaac cuando esas pestañas largas y oscuras se batieron hacia él. El cielo se reflejaba en esos ojos negros. Como si todo perteneciera a ellos. Como si nada fuera capaz de escapar de ellos. Isaac tragó saliva, haciendo que su manzana de adán se moviera. Por un momento, la vista de Sofía se fijó en ella. Isaac aclaró su garganta, provocando que volviera a subir la vista. Pensó por un momento; pero no encontraba las palabras para preguntar.Sin embargo, Sofía habló primero - Tenía que devolverle el favor.Confuso, preguntó - ¿qué favor?.-por alejar a las señoras de mí - después de una pausa, añadió antes de seguir con su labor - no me han vuelto a dirigir la palabra desde ese momento.Isaac no sabía si sonreír o disculparse - ¿y eso es bueno?.-Bueno para mi y mi hermana - sus manos se movían sobre los trastes, sin parar de lavar - Abigail siempre sufre por sus críticas.-¿y usted no sufre? -
Al escuchar la puerta moverse, los tres giraron sus cabezas. Matias, Samuel y Dylan estaban parados respectivamente ante Isaac. El más cercano, Matías, tenía las manos en las bolsas dando la espalda a Isaac. Con la cintura ligeramente doblaba para alcanzar a verlo. Su pelo negro contenía retazos de hojas secas. A un lado, Samuel estaba un poco atrás, lo suficiente para fijarse en él sin tener que esforzarse; por otro lado, Dylan estaba frente a Matías dejando a Samuel en medio, al verlo, su ceño se frunció como si fuera un reflejo. Isaac ignoró su gesto, acostumbrado. Empujó la puerta con la mano que tenía doblada hacía atrás. Al tener las miradas puestas en él, tuvo la necesidad de decir - ¡regresé!.El ambiente se relajó; mientras el árbol lo saludaba moviendo sus ramas de un lado a otro. Matías sonrió, se hizo a un lado. Poniéndose a la par de Samuel para evitar darle la espalda - Ya era hora - se burló - últimamente te has escapado de nosotros.Esta v
-Di todo lo que tengas que decir de una vez - su cara estaba sin expresión. No mostraba lástima, ni enojo; pero nadie más que él sabía la angustia que ocultaba.Tomás se pasó el dorso de la mano por la boca. Regando la sangre por la piel lastimada - Fueron a inspeccionar su casa - el dolor marcaba su cara - y encontraron una bodega llena de artículos valiosos - inhaló aire con dificultad a través de sus labios - Con el comenzaron, pronto vendrán aquí - afirmó - ¡tienen que deshacerse de todo! - instó urgido - ¡rápido!.Pero nadie reaccionó a sus palabras. Isaac vio a los otros, ellos estaban igual de confundidos que él. "¿Que debería hacer?", se preguntaba. No podía perder tiempo. Habían muchas cosas que los delataban. Tenía que llevarse todo rápidamente. Dylan se levantó, sacudió su pantalón con notable molestia - ¿Que pasará con Lucas?.Todas las vistas se volvieron hacia Tomás. Meneando la cabeza, respondió - No sé - en un susurro.El miedo inu
Los ojos de Isaac se posaron en Sofía, quien le devolvía la mirada sin inmutarse. Después, ella se levantó. Abrió el maletín por los pies de Isaac antes de decir - Le daré un último chequeo.Samuel recordó algo -¡Traeré la comida! - dijo para luego salir apresurado.Dylan hizo una señal a Matías y dijo - Tengo que informarte algo - Matías salió con él.Sofía se acercó a la cabeza de Isaac, envolvió el instrumento en su propio cuello; pero no lo usó al principio. En su lugar, extendió sus dos manos, colocándolas en la cabeza de Isaac. Sus dedos fríos provocaron que la piel de Isaac se erizara. Presionó sus sienes viéndolo fijamente , luego los dedos se retiraron; pero antes de que pudieran alejarse, Isaac los sostuvo con una mano. La piel era suave, haciendo desear a Isaac no tener que soltarla nunca.Sofía lo vio por un momento, con la otra mano colgando sobre su vestido. Esperando que Isaac hablara. Él, por otro lado, buscó una excusa para no dej
Matías dudó antes de ir a la cocina. Luego, regresó con un cuchillo. Lo puso en su cintura; mientras llegaba al tronco. De un saltó, alcanzó una rama. Se jaló de ella; a la vez que sus pies se empujaban desde abajo. Fue subiendo conforme cortaba todo lo seco. Pedazos de ramas caían una tras otra, cubriendo el suelo de hojas crujientes y marrones. Estaba por llegar a la parte más alta, cuando la puerta se abrió.Al ver el punto de donde las ramas caían, Dylan se alarmó - ¡¿qué haces ahí?! - los movimientos de Matías se detuvieron para ver el suelo.-Está cortando las hojas secas - informó Isaac.Dylan no le prestó atención. En su lugar, caminó hacia el árbol haciendo una seña con la mano - ¡baja de ahí!.Desde lo cima, Matías gritó - ¡Cortaré la última! - luego subió más.-¡No! - Dylan se golpeó el muslo con la mano - ¡baja!.Isaac observó su rostro fruncido, preguntándose si ese tipo no podía hacer otra expresión. Justo en ese mo
Con un objetivo en mente. Salió en busca de su equipo. Necesitaba informarles y comenzar inmediatamente a formular un plan. Caminó con pasos apresurados, pasando a través de las personas que se amontonaban una tras otra en la angosta calle. Como le urgía llegar, tomó el camino más corto, el cual, era la calle recta que pasaba por el mercado. Después de esquivar y pasar a través de varios puestos, logró salir a una calle más despejada. Sus pasos eran ligeros; pero contenían una velocidad admirable. Iba caminando; pero para la gente normal le sería difícil alcanzarlo incluso corriendo. A pesar de eso, sus pies no hacían el más mínimo ruido, tanto que si uno no lo viera no sabría que había pasado por ahí.Cuando estuvo frente a la casa de Dylan, recordó que la abuela se alteraba al ver personas desconocidas. Entonces, supuso que Matías estaría durmiendo en la casa de al lado. Fue a ese lugar. La puerta estaba sin seguro; así que le fue fácil entrar. En la parte de abajo no hab
Los ojos de Matías se enrojecieron. El corazón de Isaac saltó tan duro que retumbó en sus oídos. Pronto, las lágrimas comenzaron a acumularse y a salir, mojando las mejillas de Matías, dejando el rastro de sus pasos por la piel sonrosada. Rápidamente, Matías cubrió su cara con un brazo. Enjuagó las lágrimas, soportando el resto en el borde de los ojos - Hermano, no tengo quejas contra ti; pero … - inhaló.Para Isaac era la primera vez que lo veía llorar con tanto sentimiento - ¿Él te trata mejor que tu hermano? - no era un reproche; más bien era algo que quería oír de su propia boca.Automáticamente, Matías se alteró - ¡no! - meneó la cabeza - nadie puede compararse contigo.-Eso lo tengo muy claro - Dylan agregó tristemente.En un instante, las manos de Isaac aterrizaron en los hombros de Matías - entonces, ven a casa con tu hermano.Matías le sujetó los antebrazos - Hermano, yo no puedo olvidar lo sucedido - dijo suavemente. Isaac apret
Saltaron por los techos. Escondiéndose de la gente que podía verlos desde los patios. El sol desde arriba se sentía más intenso, en ocasiones, bloqueando su vista con un fuerte resplandor. Estando a una cuadra de distancia, tenían que cruzar la calle para llegar a la casa abandonada que estaba al lado contrario, corrieron por toda la orilla opuesta cuando vieron a un grupo formado. Todos llevaban uniformes, caminando ordenadamente con un solo compás. Las largas espadas colgaban de su cintura; mientras ocupaban sus manos con rifles cargados.Los guardias caminaban hacía el mismo destino que ellos. Isaac sabía que estaban en problemas, tenía que apresurarse para sacarlos del sitio; pero no encontraba la manera de cruzar la calle mientras corría. Se detuvo frente a la casa. La ventana estaba cerrada anulando toda posibilidad de informarles desde lejos. La ansiedad corrió con él por todo su cuerpo. Los guardias se acercaban en marcha. De pronto, se giró a Samuel parado atrás su