Joseph llegó a la mansión Coppola usando una entrada clandestina con autorización previa, lo recibió Michael; aun Diego no llegaba.Diego vivía en un departamento, pero allí tenían el centro de operaciones de Halcón.— ¿Todo bien chef? —Le saludó Michael con un asentimiento.—Buenos días —respondió Joseph serio.Michael se acercó a él.—Permítame aprovechar la oportunidad para pedirle disculpas por el mal rato que pasó su esposa el otro día.Joseph no estaba nada convencido.—Lo dejé pasar en su momento y ahora me ayudas, pero una cosa es segura; no te dejaré otra oportunidad de tratar a mi mujer como lo hiciste antes.Michael bajó la cabeza.—No me enorgullece haberla maltratado porque resultó ser inocente, pero no tengo tiempo para sutilezas.—Diego me dijo que tu mujer está secuestrada.Michael afirmó con la cabeza y Diego entró a la casa junto a su hermano.—El escorpión quiere negociar con Halcón —informó Diego—, hoy hablarás con él Michael.— ¿No te dijo nada acerca de mí? —Preg
—Brenda, tengo mucho trabajo —le explicó Paola y no es una excusa, en realidad está preocupada y quisiera que Joseph estuviera con ella.—Tú cocinas con los ojos cerrados, eso del evento no es nada para ti, contrario a mí que la cocina es por completo física nuclear.Paola se echó a reír.—Puedo enseñarte lo básico, para que veas que no es nada difícil.Brenda sonrió de manera tan emocionada que sus rasgos cambiaron, se veía tan dulce como su hermana Belinda, y Brenda no tenía nada de dulzura en su hermoso y tonificado cuerpo.— ¿Qué te parece si tú me enseñas a cocinar y yo te doy unas clases en el cuadrilátero?Paola se echó a reír y apreció la distracción con su ocurrente amiga, solo imaginarse ir al gimnasio ya sentía que le entraba nervios.Paola siempre admiró la agilidad de Brenda, su confianza y valentía para enfrentar la vida.—Olvidas que en las clases de defensa personal en el orfanato era la más terrible, creo que la hermana Carmela a sus noventa años lo haría mejor que yo
Joseph está completamente aturdido, su visión es más que borrosa, el cuerpo le duele como nunca, en sus oídos hay un pitido y está en el suelo de nuevo, está vez no cree poder levantarse.— ¡Joe!... ¡¿dónde estás?!— ¡Diego, esto se va a volver nada en cuestión de segundos! —le reclamó Alessandro a su hermano menor.—Debo encontrar a Joe.—Maldición Diego, si no responde es que está muerto, tienes una hija pequeña, muchos te necesitan.—Él también tiene una hija pequeña, no me iré sin él.—Maldición hermano…—Lo veo… —Diego corrió como un cohete hacia Joseph y levanta la puerta que lo cubre, lo ha visto de milagro. Alessandro lo ayuda a mover los escombros y no se atreve a ver a otra parte, solo quiere salir de allí y no se atreve a irse sin su hermano. Joseph reacciona, pero le duele demasiado el pecho, apenas puede respirar, ni mucho menos hablar.Diego lo mueve y Joseph da un alarido al sentir como todo su cuerpo está adolorido, de todas partes emana sangre, está muy herido.Pero
Tamara gritaba desesperada, estaba más allá de la baranda que es la defensa viendo hacia el precipicio.— ¡Tamara puedes resbalar! —Gritó Justin y miró a los niños—. Deben quedarse acá.Pero apenas Justin soltó a los niños quisieron correr hacia su hermana y él los detuvo de nuevo.—Mi mamá —clamaban a coro.—Deben quedarse aquí para poder ayudar ¿de acuerdo? —expresó con carácter y los niños asintieron con la cabeza.Justin corrió por Tamara y dio un brinco a la baranda para llegar a su lado.Tamara estaba de rodillas y su mirada estaba fija hacia abajo.Justin tocó su espalda viendo impresionado el cuerpo de la mujer en posición antinatural, su cabeza había dado contra una roca que ahora lucía roja por el enorme charco de sangre.Tamara sintió el tacto de Justin y se levantó y lo abrazó escondiendo su cara en su pecho dando gritos desgarradores de puro dolor.Justin sin soltarla llamó a emergencias y después de explicar lo sucedido la apretó entre sus brazos.No tenía idea de que de
Paola colgó. Respiró profundo y trató de calmarse.—Eso es mentira Paola, no le creas —se dijo a sí misma.Siente que sus ojos pican, muy dentro de ella le cree a Alfredo, porque no cree que alguien pueda quererla realmente, menos un hombre tan perfeccionista como Joseph.Salió de los vestidores, dispuesta a tener fe en Joseph, pues si bien es cierto que se siente poca cosa para él, también es cierto que confía en su integridad, decide esperar a hablar con él y no dar por sentado lo que le dice Alfredo.Al salir consiguió a Elena conversando con Pierre.—Paola ven —la llamó Elena—. ¿Ya pensaste en los platos italianos para el evento?Paola negó con la cabeza.—Quiero hablarlo con Joseph, que él me recomiende que sería mejor.—Pensé que Joseph nos ayudaría —inquirió Pierre.—Él está ocupado —contestó Paola.—Ustedes son perfectamente capaces, estoy segura que Joseph ya les enseñó todo lo que debía —exclamó Elena.—Ya sé que haré, así que debe esforzarse para que París no le dé una bof
— ¿Cómo es eso que estás en Grecia? ¿Qué fuiste a hacer a Grecia? ¿Por qué me mentiste Joseph?—Te explicaré todo, pero no puedo por teléfono.—No entiendo nada…—Paola, estoy bien —dijo Joseph con severidad y es que escucha que Paola está en medio de una crisis y no está frente a ella, pero ella lo que escucha es desprecio.Traga su ansiedad y respira profundo.—Entonces hablaremos cuando regreses, buenas noches.—Descansa, es tarde…Muy temprano se levantó Paola, ya no estaba molesta con Joseph, lo estaba con ella misma, por pensar en cuentos románticos sabiendo que el amor dañaba todo. Tocó la puerta de la habitación de Rebeka Larsson y esta le abrió de inmediato, estaba bastante agitada.—Oh, Paola, mi mamá llega más tarde, Brenda puede cuidar a Emily y también se quedará con Daphne.—No quiero molestar…—No es molestia, no seas tonta… Es que tengo que viajar a Grecia de emergencia…—Oye espera ¿A Grecia? —Expresó Paola con curiosidad.Rebeka se puso muy roja y jugó con su cabell
Para el fin de semana Paola estaba en el restaurante junto a Pierre, había llegado el tan esperado evento.Paola se sentía muy nerviosa, acababa de llegar de Grecia y le parecía asistir a un examen final sin haber estudiado. Afanada todo le sabe insípido, pone las manos en la mesa y respira profundo tratando de recordar recetas y consejos de Joseph. —Paola, no entiendo porque tanta inseguridad si cuando llegaste traías tanta pasión —murmuró Pierre a su lado.Paola cerró los ojos con el corazón a millón. —Quisiera que Joseph estuviera aquí, que me guiara. — ¿Si no te hubieras casado con Joseph querrías que estuviera aquí?Paola sonrió. —De hecho no veía el día que ya no estuviera en la cocina poniéndome nerviosa con su sola presencia y haciéndome estremecer con sus gritos. —Eres talentosa Paola y Joseph lo sabía antes de que ustedes… bueno, antes de que te enamorarás de él —murmuró Pierre con una sonrisa de consuelo. Paola no pudo evitar escuchar la insinuación
Pierre estaba lleno de trabajo y se dio cuenta que los platillos italianos salían desde la cocina y el stand de exhibición para el evento de Paola estaba solo.Valentina era quien Pierre tenía más cerca y le preguntó:—Señorita, disculpe ¿Qué le ocurrió a Paola?—No sé, está más cómoda en la cocina al parecer —contestó Valentina con pesar—, quisiera hablar con ella porque ya la gente se dio cuenta, pero no le tengo confianza.—Déjame ver que hago.Pierre se apuró en el servicio haciendo flamear una sartén en una exhibición de maestría culinaria y al servir los platillos corrió a la cocina.—Maldición Paola ¿qué haces aquí?Paola limpió su rostro con el dorso de la mano para limpiar las delatoras lágrimas.—Estoy más cómoda aquí.—La idea es que te conocieran, que vieran tu experiencia como chef.— ¡A nadie le interesa mi trabajo!, solo quieren criticarme…—Demuéstrales que eres una chef entonces, porque solo les demostraste que eras una pobre ilusa que se casó por las razones equivoca